Como las venas de los niños son más pequeñas y la cantidad de sangre extraída debe ser cuidadosamente controlada, los pacientes pediátricos se tratan con un cuidado especial cuando se les debe extraer sangre. Habitualmente la extracción la realiza una enfermera con experiencia ayudada a veces por una auxiliar. Para los niños mayores de 2 años, el lugar del cuerpo más usado para la extracción es una vena en la flexura del codo. Algunos consejos que pueden ayudar son:
Averiguar si el niño quiere participar: una de las cosas más básicas que puedes hacer es determinar si el niño quiere participar. Algunos niños quieren mirar; otros prefieren apartar la mirada. Si el niño no quiere mirar, puede enfocar su mente en otra cosa, como mirar un libro interesante que haya llevado consigo o cantar su canción favorita. Le puedes preguntar al niño ¿quieres ver cómo te saca sangre la enfermera o prefieres mirar este libro conmigo?
Practicar: sugerir al niño el modo de practicar previamente. Por ejemplo, el niño puede practicar sentándose quieto y tú le puedes revisar diciéndole “enséñame como te estás quieto, ahora enséñame como te mueves, ahora enséñame como te estas quieto de nuevo”. El practicar puede ayudarle al niño a integrar y controlar su cuerpo; incluso el niño puede estar orgullosos de demostrar su habilidad.
Prepararle para el “ay”: hay que decirle al niño que le dolerá un poquito, pero que se recuperará enseguida y luego el dolor desaparecerá. Antes de entrar en la sala, dile a quien verá (algunas personas con uniforme) y qué es lo que van a hacer, para que el niño tenga expectativas reales. Es correcto decirles a los niños que sacarse sangre es difícil, incluso para los niños más mayores, pero evitando convencerle con frases tales como “ser bueno” porque puede hacer que el niño se sienta avergonzado.
Estar con el niño: los padres habitualmente se animan para estar y ayudar al niño durante la extracción. Los padres pueden estar cara a cara con el niño, mientras el niño está tumbado, proporcionándole bienestar físico, distracción y asistencia, aunque dependiendo de la situación, en ocasiones es mejor que los padres esperen fuera.
Contar hasta tres y soplar el sentimiento lejos: soplar el sentimiento lejos es una técnica útil. La exhalación lenta ayuda a mantener las venas llenas y sueltas, lo cual facilita la extracción de la sangre. Ayuda al niño mental y físicamente. Permitirle al niño contar hasta tres o elegir alguien para que cuente (por ejemplo, los padres, la enfermera, la auxiliar) le proporciona más control al niño. El niño que cuenta es capaz de asegurar que está mentalmente preparado antes de decir el último número, y la enfermera tendrá menos tendencia a insertar la aguja prematuramente.
No esperar simplemente un pinchazo en el dedo: los padres, a veces cometen el error de decirle al niño que la prueba en sangre será simplemente un pinchazo en el dedo. La sorpresa de encontrarse algo diferente, puede poner nervioso al niño. La mayoría de las pruebas diagnósticas necesitan una muestra mayor, que se obtendrá de una vena, no de un capilar. Puedes preguntar si la prueba se puede hacer mediante un pinchazo en el dedo, pero es mejor que conozcas previamente el método que usarán, para darle al niño más seguridad.