Principalmente para el diagnóstico y la monitorización de pancreatitis agudas, aunque también de pancreatitis crónicas u otras enfermedades pancreáticas.
Amilasa
Si se tienen síntomas debidos a alteraciones pancreáticas, como dolor abdominal intenso, fiebre, pérdida de apetito o náuseas.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa; a veces también se determina en una muestra de orina aleatoria, en orina de 24 horas o en fluido peritoneal.
Tanto para la toma de muestra venosa como de orina se debe de evitar la toma alcohol durante las 24 horas previas y en el caso de la muestra de sangre también no realizar ingesta de alimento o bebida en las 2 horas previas. Algunas medicaciones pueden afectar a los niveles de amilasa por lo que su médico le informará de si tiene que dejar de tomar alguna y por cuanto tiempo.
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¿Cómo se utiliza?
El análisis sanguíneo de amilasa se solicita para el diagnóstico y la monitorización de pancreatitis (inflamación del páncreas) agudas. También es útil para diagnosticar y monitorizar las pancreatitis crónicas y otros trastornos que pueden afectar al páncreas.
A menudo se solicita junto con la lipasa ya que la amilasa es sensible pero no específica para el diagnóstico de enfermedades pancreáticas. Esto significa que incrementos de amilasa pueden indicar enfermedad pero no ser el páncreas la causa. Por otra parte, la lipasa es más específica que la amilasa en algunas enfermedades pancreáticas cómo pancreatitis aguda ya sea de origen alcohólico o no. El hecho de evaluar los resultados de ambas pruebas de manera conjunta es de utilidad para diagnosticar o descartar una pancreatitis o alguna otra enfermedad.
Puede solicitarse también el estudio de la amilasa en orina. Característicamente, su nivel en orina es un reflejo de la concentración de amilasa en sangre, aunque tanto el aumento como la disminución tienen lugar más tarde. A veces puede solicitarse un aclaramiento de creatinina junto con la amilasa en orina para evaluar el funcionalismo renal, ya que una disminución de la función renal puede conducir a una menor tasa de aclaramiento o eliminación de la amilasa.
En algunas ocasiones, por ejemplo cuando se acumula líquido en el abdomen (ascitis), puede también medirse la amilasa en fluido peritoneal, para ayudar a diagnosticar una pancreatitis.
La amilasa también se usa, en menor medida, en el seguimiento del cáncer de páncreas y después de la eliminación de cálculos (piedras) biliares.
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¿Cuándo se solicita?
La amilasa se puede solicitar si un individuo presenta signos o síntomas sugerentes de alteración pancreática como:
- Dolor abdominal severo o dolor en la espalda que se irradia o empeora cuando se ha ingerido algún alimento
- Fiebre
- Pérdida de apetito
- Náuseas y vómitos
- Color amarillento en ojos y piel (ictericia)
- Pulso acelerado
- Heces líquidas, con grasas y malolientes
La amilasa en orina puede solicitarse simultáneamente o bien después de la amilasa en sangre. Ambas pueden también solicitarse para monitorizar la eficacia de un tratamiento y para determinar si los niveles de amilasa aumentan o disminuyen a lo largo del tiempo.
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¿Qué significa su resultado?
Unos niveles elevados de amilasa en sangre suelen indicar la presencia de algún trastorno que afecta al páncreas.
En la pancreatitis aguda, los niveles de amilasa sanguínea a menudo aumentan entre 4 y 6 veces por encima del valor superior de referencia o límite alto de la normalidad. El aumento tiene lugar dentro de las primeras 3 a 8 horas después de que se haya producido la lesión y suele durar hasta que se trata y resuelve la causa de la lesión. Posteriormente, los niveles de amilasa se normalizan en pocos días.
Los resultados de lipasa y amilasa deben de interpretarse conjuntamente. En la pancreatitis aguda la lipasa suele aumentar al mismo tiempo que la amilasa pero la lipasa se mantiene aumentada más tiempo que la amilasa. La lipasa sería de más utilidad en los diagnósticos iniciales de pancreatitis aguda y más sensible para las de causa alcohólica.
En las pancreatitis crónicas, la concentración de amilasa suele ser moderadamente elevada al principio, sin embargo, no es raro que vaya disminuyendo a medida que progresa la lesión pancreática. En este caso, el hecho de que los valores de amilasa vayan disminuyendo no indica que la lesión se esté resolviendo. La magnitud del incremento de los valores de amilasa no indica la severidad de la afectación pancreática.
Los niveles de amilasa pueden estar significativamente aumentados en obstrucciones del conducto pancreático y en cánceres de páncreas.
Normalmente, las concentraciones de amilasa en orina aumentan proporcionalmente a las de la sangre, y permanecen elevadas varios días después de que los niveles en sangre se hayan normalizado.
Los aumentos de amilasa en fluido peritoneal pueden obedecer a pancreatitis aguda pero también a otros trastornos abdominales, como obstrucciones intestinales o disminución del flujo de sangre en el intestino.
Si existe una disminución de la concentración de amilasa en sangre y en orina en una persona con síntomas de pancreatitis, debe pensarse en una lesión permanente de las células pancreáticas productoras de amilasa. La presencia de bajas concentraciones de amilasa puede atribuirse también a enfermedad renal o a preeclampsia.
Un aumento de la concentración de amilasa en sangre junto a una concentración de amilasa en orina normal o disminuida pueden estar indicando la presencia de una macroamilasa. La macroamilasa no es más que un complejo benigno de amilasa y de otras proteínas que circula y se acumula en la sangre.
Ya que la amilasa se sintetiza también en las glándulas salivales, patologías como la parotiditis (paperas) u obstrucciones de los conductos salivales también pueden ser causa de incrementos de amilasa.
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¿Hay algo más que debería saber?
La pancreatitis crónica a menudo se asocia a alcoholismo, si bien puede deberse también a un traumatismo, obstrucción del conducto pancreático y a alteraciones genéticas como la Fibrosis Quística
Otros órganos productores de amilasa, a parte del páncreas y las glándulas salivales, son el intestino delgado, ovarios, trompas de Falopio e hígado aunque en una cantidad muy pequeña. Al medir la cantidad de amilasa de sangre, orina o líquido pleural se asume que la mayor parte, casi en su totalidad, proviene del páncreas.
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¿Aumentos de los niveles de amilasa significan siempre la existencia de alguna alteración pancreática?
No. Los niveles de amilasa también pueden estar aumentados en personas con cólicos biliares. Los niveles de amilasa en sangre y orina pueden estar moderadamente elevados en muchas otras situaciones como cáncer de ovario, cáncer de pulmón, embarazo de origen tubárico, apendicitis aguda, cetoacidosis diabética, parotiditis (paperas), obstrucción intestinal o úlceras perforadas. Sin embargo, en el diagnóstico o seguimiento de estos trastornos, no se utiliza la amilasa.
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¿Pueden afectarse las concentraciones de amilasa por la medicación que se está tomando?
Sí. Algunos fármacos pueden hacer aumentar los niveles de amilasa, como por ejemplo aspirina, diuréticos, anticonceptivos orales, corticoides, indometacina, opiáceos (como codeína y morfina) y el alcohol.
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¿Cuál es la diferencia entre la S-amilasa y la P-amilasa?
La amilasa es una enzima que presenta distintas formas a las que se conoce como isoenzimas. Diferentes tejidos sintetizan distintas isoformas. La P-amilasa hace referencia al tipo de amilasa producida por el páncreas y la S-amilasa a la producida en las glándulas salivales. La P-amilasa aumenta en sangre cuando existe una lesión o inflamación del páncreas. La S-amilasa aumenta en sangre cuando existe una lesión o inflamación de las glándulas salivales. La medida de la amilasa pancreática (P-amilasa) puede ser de utilidad para determinar si el aumento de la amilasa total se debe a una pancreatitis aguda.