Para determinar el número de plaquetas en una muestra de sangre en el curso de un examen rutinario.; para detectar, diagnosticar o monitorizar situaciones que afectan al número de plaquetas, como trastornos por sangrado, enfermedades de la médula ósea u otras condiciones.
Plaquetas
Rutinariamente, como parte de un hemograma; cuando se presentan episodios inexplicables de sangrado u otros síntomas que puedan obedecer a alteraciones de las plaquetas.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa; a veces por punción en un dedo (adultos) o en el talón (bebés).
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
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¿Cómo se utiliza?
El recuento de plaquetas es útil para detectar disminuciones o aumentos del número de plaquetas en sangre. La prueba se incluye en el hemograma, que frecuentemente se solicita en los controles médicos.
El recuento de plaquetas puede emplearse para detectar o diagnosticar distintos trastornos y enfermedades con repercusión sobre estos elementos de la sangre. Puede solicitarse en el contexto de un estudio de los trastornos de la coagulación cuando existen sangrados o estados de hipercoagulabilidad, o en enfermedades de la médula ósea por citar algunos ejemplos.
Esta prueba también puede ser útil en la monitorización de enfermedades o de tratamientos con fármacos que pueden afectar a las plaquetas. También se utiliza en la monitorización del tratamiento de enfermedades de las plaquetas para verificar si el mismo está siendo efectivo.
El recuento de plaquetas puede acompañarse de otras pruebas, como por ejemplo pruebas de función plaquetaria y pruebas asociadas a la coagulación, como el tiempo de protrombina (TP) y el tiempo de tromboplastina parcial (TTP). En caso de que estas pruebas resulten alteradas serán necesarias otras pruebas para establecer el diagnóstico final.
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¿Cuándo se solicita?
El recuento de plaquetas suele solicitarse como parte de un hemograma, que suele realizarse en un chequeo habitual. Casi siempre se solicita cuando una persona presenta signos y síntomas asociados a un número disminuido de plaquetas o a sangrados como:
- Hematomas sin causa aparente o de fácil aparición
- Sangrados prolongados aún cuando la herida es pequeña
- Sangrados nasales frecuentes
- Sangrados gastrointestinales (pueden detectarse en el análisis de las heces)
- Sangrados importantes durante la menstruación
- Pequeñas manchas en la piel (petequias) - a veces recuerdan una erupción cutánea
- Pequeñas manchas de color púrpura en la piel (púrpura) causadas por sangrados justo debajo de la piel
También se realiza la prueba si se sospecha que existen demasiadas plaquetas. Un exceso de plaquetas puede suponer una coagulación excesiva o a veces, si las plaquetas no funcionan correctamente, sangrados. Sin embargo, a menudo las personas con un elevado número de plaquetas no presentan signos ni síntomas, y es por este motivo que puede detectarse la alteración fortuitamente al realizarse un análisis de sangre por algún otro motivo.
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¿Qué significa el resultado?
Son varias las enfermedades y trastornos en los que puede existir un bajo número de plaquetas (trombocitopenia). Las causas normalmente se agrupan en alguna de las siguientes dos categorías:
- Trastornos en los que la médula ósea no es capaz de producir una cantidad suficiente de plaquetas
- Situaciones en las que las plaquetas se consumen o se destruyen más rápidamente de lo normal
Algunos ejemplos de trombocitopenia incluyen:
- Trombocitopenia idiopática, debida a la presencia de un anticuerpo dirigido contra las plaquetas; es una de las formas más frecuentes de trombocitopenia, en ausencia de otras enfermedades
- Infecciones víricas como mononucleosis, hepatitis, infección por VIH o sarampión
- Atribuible a fármacos como acetaminofeno, quinidina, sulfamidas, digoxina, vancomicina, diacepam o nitroglicerina (entre otros)
- Trombocitopenia inducida por heparina (TIH), que se manifiesta cuando personas a las que se les administra o se les ha administrado heparina, desarrollan un tipo de anticuerpo (si desea más información acceda a este enlace)
- Leucemia, linfoma u otros cánceres que se hayan propagado (metastatizado) a la médula ósea - las personas con cáncer suelen experimentar sangrados excesivos atribuibles a un número disminuido de plaquetas. A medida que la cantidad de células cancerosas en la médula ósea aumenta, las células normales quedan desplazadas, y por lo tanto, quedan menos células productoras de plaquetas
- Anemia aplásica - la producción de células sanguíneas está disminuida de manera significativa
- Problemas de sangrado de larga evolución, por ejemplo sangrados crónicos por úlceras gastroduodenales (estómago y duodeno)
- Sepsis, especialmente por infecciones causadas por bacterias gram-negativas
- Cirrosis
- Trastornos autoinmunes como lupus, en los que el sistema inmune del organismo fabrica anticuerpos que atacan a órganos y tejidos propios y en los que también aumenta la destrucción de plaquetas
- Quimioterapia o radioterapia, que repercuten sobre la médula ósea
- En ciertas enfermedades puede asistirse a un consumo aumentado de plaquetas. Por ejemplo, en la coagulación intravascular diseminada (CID), la púrpura trombocitopénica y el síndrome hemolítico-urémico (SHU) el número de plaquetas circulantes en sangre puede estar disminuido
Si el número de plaquetas es inferior a 20.000 por microlitro, pueden aparecer sangrados espontáneos con el subsiguiente riesgo para la vida del individuo. En los casos graves, el número de plaquetas se hace aumentar con transfusiones de sangre (si desea más información, acceda a este enlace).
Cuando el número de plaquetas está aumentado se habla de trombocitosis y suele ser consecuencia de algún trastorno subyacente; por este motivo recibe el nombre de trombocitosis secundaria o reactiva:
- Cáncer, más frecuentemente de tipo gastrointestinal, de ovario, de mama o un linfoma
- Anemia, especialmente la anemia por déficit de hierro o la anemia hemolítica
- Trastornos inflamatorios como la enfermedad inflamatoria intestinal o la artritis reumatoide
- Enfermedades infecciosas como tuberculosis
- En personas a las que se les ha extirpado el bazo
- Toma de contraconceptivos orales
En algunas ocasiones, la trombocitosis puede ser transitoria, por ejemplo:
- Fase de recuperación después de sangrados graves, como en caso de traumatismos o cirugía mayor
- Después de un ejercicio físico extenuante
- Después de un consumo abusivo de alcohol o en déficits de folato y vitamina B12
Más raramente, una trombocitosis puede deberse a un trastorno de la médula ósea, como en la trombocitemia primaria o esencial; éste es un trastorno mieloproliferativo en el que la médula ósea produce un número exagerado de plaquetas. No suelen existir signos ni síntomas de la enfermedad de manera que la alteración se detecta al realizar un control médico por alguna otra causa. Las personas con esta enfermedad presentan mayor riesgo de formar coágulos (trombosis) debido al exceso de plaquetas, aunque también pueden tener problemas de sangrado ya que las plaquetas no funcionan adecuadamente. Esta enfermedad se asocia a menudo a una mutación en el gen JAK2. En caso de sospecharse esta enfermedad, el médico seguramente solicitará el estudio del gen JAK2. Más de la mitad de individuos con trombocitemia esencial presenta la mutación JAK2. Las personas con otros trastornos mieloproliferativos o mielodisplásicos, como leucemia mieloide crónica, policitemia vera o algunas otras formas de síndromes mielodisplásicos también pueden tener un elevado número de plaquetas.
Normalmente, el número de plaquetas en adultos oscila entre 150.000 y 450.000 por microlitro de sangre.
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¿Hay algo más que debería saber?
Vivir en grandes altitudes puede causar un aumento en el número de plaquetas en la sangre. El número de plaquetas también puede aumentar tras un ejercicio físico extenuante y después del parto. Entre los fármacos que pueden hacer aumentar el número de plaquetas se incluyen los estrógenos y los contraceptivos orales.
Puede observarse una disminución leve del número de plaquetas en las mujeres antes de la menstruación, y hasta un 5% de mujeres embarazadas presenta un número de plaquetas disminuido en el momento de dar a luz.
Algunas enfermedades hereditarias causadas por alteraciones genéticas de las plaquetas incluyen la tromboastenia de Glanzmann, la enfermedad de Bernard-Soulier y los síndromes de Chediak-Higashi, de Wiskott- Aldrich, de May-Hegglin y el síndrome de Down. Sin embargo la incidencia de estas enfermedades es relativamente poco frecuente.
En algunas personas, las plaquetas quedan acantonadas o almacenadas en su bazo de manera que el número de plaquetas en sangre está disminuido, aunque normalmente los individuos no manifiestan signos ni síntomas asociados a esta peculiaridad.
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¿Existen signos o síntomas que indiquen aumento o disminución del número de plaquetas a los que se deba atender?
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En el informe de resultados constan datos como VPM (volumen plaquetar medio) y PDW (anchura de distribución de las plaquetas). ¿Qué significan estos términos?
El VPM y la PDW son cálculos realizados por analizadores automáticos. El VPM refleja el tamaño promedio de las plaquetas en la muestra analizada mientras que la PDW indica el grado de uniformidad en el tamaño de las plaquetas. Estos datos pueden proporcionar información adicional al médico acerca de la causa de un número aumentado o disminuido de plaquetas. Cuanto más jóvenes son las plaquetas, más pronto se habrán liberado desde la médula ósea y mayor suele ser su tamaño. Las plaquetas pequeñas suelen ser más viejas y ya llevan unos días en la circulación.
Si existe un elevado número de plaquetas grandes (VPM elevado) en una persona con un número total de plaquetas disminuido, puede ser que la médula ósea esté produciendo plaquetas y liberándolas a la circulación rápidamente. Un VPM bajo en personas con un número disminuido de plaquetas puede reflejar un trastorno de producción de las mismas en la médula ósea. Si la PDW es normal las plaquetas son homogéneas en cuanto a tamaño, mientras que una PDW elevada indica que el tamaño de las plaquetas es muy variable, indicio de que puede existir un trastorno plaquetar.
A menudo unos resultados alterados se completan con otros estudios adicionales. En algunas situaciones las plaquetas pueden agruparse de manera que parece que existan menos y que sean de mayor tamaño. Por este motivo, puede estar indicado realizar una extensión de sangre para examinarlas al microscopio.
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En el informe de resutados consta "plaquetas gigantes". ¿Qué significa?
Se habla de "plaquetas gigantes" para describir plaquetas aumentadas de tamaño, por ejemplo, del mismo tamaño que un hematíe. Estas plaquetas pueden verse en algunos trastornos como en la púrpura trombocitopénica inmune o en un raro trastorno hereditario como el síndrome de Bernard-Soulier. No obstante, como se ha comentado en el punto anterior, la evaluación directa de una extensión de sangre al microscopio permite saber si las plaquetas son realmente gigantes o si se han agrupado. Si se observan agrupaciones de plaquetas, está indicado repetir la prueba empleando un tipo de tubo con un anticoagulante distinto al utilizado previamente y que obvie o minimice los fenómenos de agrupación plaquetar.
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¿Qué otras pruebas deben realizarse si el número de plaquetas es anómalo?
Si la causa no está clara y no puede determinarse por los datos de la historia clínica y la exploración física, es posible que el médico solicite alguna de las siguientes pruebas (además del hemograma y de la extensión de sangre):
- Pruebas asociadas a trastornos inflamatorios como proteína C reactiva, velocidad de sedimentación globular (VSG) o anticuerpos específicos frente a plaquetas
- Pruebas asociadas a enfermedades infecciosas bacterianas o víricas
- Pruebas asociadas a trastornos de la coagulación como tiempo de protrombina (TP), tiempo de tromboplastina parcial (TTP), fibrinógeno
- Pruebas para detectar enfermedad renal
- Estudios relacionados con el metabolismo del hierro o niveles de vitamina B12 y folato
- Pruebas para detectar enfermedad hepática
- A veces, biopsia de médula ósea