04/07/2019
El cambio climático es un hecho constatado por la mayoría de los expertos en medio ambiente, y se manifiesta por la presencia de temperaturas inusualmente elevadas y que pueden presentarse en forma de ola de calor. Para considerar que estamos frente a una ola de calor se deben de cumplir dos criterios básicos: la existencia de temperaturas fuera del rango habitual para la época del año y que tenga una duración prolongada en el tiempo.
Sin duda, el mayor problema asociado con estas olas de calor es el temido golpe de calor que se produce cuando la temperatura corporal supera los 40° C. Los primeros síntomas que aparecen son los calambres musculares, el dolor de cabeza, agotamiento y sudoración profusa. Si el golpe de calor sigue progresando, el cuerpo deja de sudar y la piel se vuelve seca, caliente y en ocasiones de color rojizo. En los casos muy graves pueden presentarse alucinaciones, convulsiones, coma y muerte. Si sospechamos que alguien pueda estar sufriendo un golpe de calor se debe de actuar rápidamente enfriando a la persona, moviéndolo a un lugar fresco, administrando líquidos fríos si puede beber o incluso colocando toallas húmedas o hielo en la cabeza, cuello, axilas e ingle.
Los niños, ancianos, personas con enfermedades crónicas y embarazadas son la población más susceptible, por lo que deben de extremar las precauciones y seguir las recomendaciones generales establecidas por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
Dado que la mejor defensa es la prevención se insiste en un decálogo "Disfruta este verano con salud":
- Beba agua y líquidos con frecuencia, aunque no sienta sed y con independencia de la actividad física que realice.
- No abuse de las bebidas con cafeína, alcohol o grandes cantidades de azúcar, ya que pueden hacer perder más líquido corporal.
- Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, preste especial atención a bebes y niños pequeños, mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación, como las patologías cardiacas.
- Permanezca el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrésquese cada vez que lo necesite.
- Procure reducir la actividad física y evitar realizar deportes al aire libre en las horas más calurosas (de 12.00 a 17.00).
- Use ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
- Nunca deje ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado (especialmente a niños, ancianos o enfermos crónicos).
- Consulte a su médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
- Mantenga sus medicinas en un lugar fresco; el calor puede alterar su composición y sus efectos.
- Haga comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos, etc.)
Bibliografía
Ministerio de Sanidad: Medidas generales de protección y prevención frente a temperaturas excesivas (acceso en junio de 2019)
HHS Public Acces: Medical Diagnoses of Heat Wave-Related Hospital Admissions in Older Adults (acceso en junio de 2019)