11.10.2017
Científicos del Howard Hughes Medical Institute y la University of California, Berkeley, han publicado un estudio en ratones en el que demuestran que con la destrucción de las neuronas sensoras olfativas, es decir de la capacidad olfativa, los animales reducían la ingesta de alimentos, procuciéndose al mismo tiempo una disminución de la resistencia a la insulina y un aumento de la digestión de grasas y de la termogénesis, conduciendo todo ello a una disminución de la grasa corporal.
La reducción del sentido del olfato, estimula la actividad del sistema nervioso simpático lo que a su vez estimula los receptores beta-adrenérgicos en el tejido adiposo blanco y marrón, aumentando la lipolisis.
Asimismo, al bloquear el receptor de la IGF-1 de las neuronas olfativas se aumenta la sensibilidad olfativa de los ratones y se provoca un aumento de la adiposidad y de la resistencia a la insulina.
Por otro lado se observó que la percepción olfativa de una ración de comida oculta a la vista, aún sin ingesta de la misma, modula transitoriamente la activación de las neuronas AgPR y POMC, lo que, a su vez, promueve la activación del hipotálamo para adaptar el metabolismo sistémico a las condiciones adecuadas para el consumo de comida.
Referencias:
Riera CE, Tsaousidou E, Halloran J et al. The sense of smell impacts metabolic health and Obesity. Cell Metabolism 2017; 26: 198-211