21/11/2018
En el siglo XX existieron 3 grandes pandemias de gripe, todas ellas causadas por el virus tipo A:
- La llamada gripe española del año 1918.
- La gripe asiática del año 1957.
- La de Hong Kong del año 1968.
Todas estas pandemias fueron debidas a los virus H1N1, H2N2 y H3N2 respectivamente. En la pandemia de la gripe española se alcanzó una mortalidad entre un 3% y un 6% de la población mundial, pero las nuevas tecnologías de secuenciación masiva e ingeniería genética han averiguado cómo ocurrió y cuáles fueron los virus circulantes que la causaron.
La gripe cada año provoca la mortalidad de 290.000 a 650.000 personas en el mundo. En la campaña 2017-2018 en España se produjeron 752.000 casos de gripe, con 15.000 personas fallecidas por causas relacionadas con la gripe.
La detección precoz de brotes y la puesta en marcha de los protocolos existentes para su contención, pueden ser críticos a la hora de organizar una respuesta eficiente frente a una posible pandemia.
Las vacunas frente a la gripe se usan desde los años 60 según las recomendaciones de la OMS, pero cómo el virus tiene una alta capacidad de mutación, se vigila constantemente a nivel mundial para poder elaborar la vacuna que mejor se adapte a los virus en circulación, ya que la vacuna será más eficaz cuando más concordancia exista con el virus circulante.
Existe un sistema de vigilancia mundial, GISRS (Global Influenza Surveillance and Response System) formada por 112 centros y 83 países que monitorizan los virus que circulan en la población, identificando nuevas cepas o cambios antigénicos que surgen de ellas.
España participa a través de la plataforma Europea I-MOVE (Influenza monitoring Vaccine Effectiveness in Europe) para evaluar anualmente la vacuna antigripal. Además existe una red centinela de vigilancia de la gripe, el ScVGE (sistema centinela de Vigilancia de la Gripe en España) que funciona desde el año 2013 y que sirve para compartir la estimación de la efectividad de la vacuna y los virus detectados entre los países de los dos hemisferios, con el objetivo de apoyar a la OMS, en los dos procesos anuales de selección de cepas de virus gripales.
La gran capacidad de mutación del virus dificulta que el sistema inmune pueda combatirlo, ello se debe en parte a una proteína en la superficie del virus llamada Hemaglutinina que le permite anclarse a la célula infectada y cuya zona más externa le da una gran variabilidad, siendo la primera que reacciona con las células del sistema inmune. Los investigadores se centran ahora en la parte más interna de la Hemaglutinina, el tallo de la proteína, ya que su variabilidad es mínima; si se pudiera potenciar la respuesta inmune frente a esta parte conservada de la proteína, estaríamos protegidos contra cualquier virus de la gripe, incluso frente a los que aún no han aparecido.
Las investigaciones se mueven en esta dirección, utilizando los anticuerpos de los camélidos que son 10 veces menores que los humanos y dichos experimentos han logrado una inmunización casi universal frente a la gripe en ratones. Tendrán que pasar años hasta el desarrollo completo de una vacuna segura, efectiva y de amplio espectro contra la gripe en humanos, pero seguramente que estamos en el buen camino.
Bibliografía
Hacia una vacuna universal de la gripe gracias a las llamas (acceso el 2 de noviembre de 2018)
EFE:SALUD: La gripe de 1918: surgimiento y propagación (acceso el 2 de noviembre de 2018)