Medicina personalizada

15/08/2017      

La medicina ha ido evolucionando conforme ha ido aumentando el conocimiento científico y tecnológico, en una continua búsqueda por mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades.

Hasta hace relativamente poco, la tendencia era aplicar un tratamiento similar a todos los pacientes con la misma enfermedad, ajustando la dosis e indicación de fármacos por características comunes tales como la edad, el sexo o el peso. Sin embargo, la respuesta al tratamiento y el impacto de sus efectos secundarios no eran iguales en todas las personas.

Los avances biotecnológicos, sobre todo en los campos de la genómica y la proteómica, han puesto de manifiesto que cada individuo es único y han conducido a un cambio de paradigma en el modo de afrontar la enfermedad. El objetivo es acercar los métodos diagnósticos y terapéuticos a las particularidades de cada individuo y diseñar así la estrategia terapéutica más adecuada a sus características individuales.

Surge así el concepto de Medicina personalizada, estrategia clínica en la que el reto no reside tanto en tratar la enfermedad, como al individuo particular que la padece, adaptando el tratamiento a las características biológicas individuales de cada paciente.

Mediante pruebas diagnósticas adecuadas, se identifican pacientes que difieren en su susceptibilidad a una cierta enfermedad, en el pronóstico de esta enfermedad o en su respuesta a un determinado tratamiento. Sobre esta base, se aplican las medidas preventivas o terapéuticas óptimas para cada individuo. La acción preventiva o terapéutica se enfoca así más en el paciente que sufre la enfermedad que en la enfermedad que afecta al paciente.

Este tipo de estrategias se están aplicando cada vez más en oncología. La terapia se establece en muchos casos en base a las características genéticas del paciente sobre los genes implicados en el metabolismo de los fármacos o sobre las características genéticas del tumor. Cada terapia sólo se aplica a aquellos pacientes que pueden beneficiarse de ella. Así se evitan efectos secundarios adversos innecesarios en aquellos pacientes para los que una determinada terapia no es efectiva, al tiempo que permite a estos pacientes acceder directamente a otros tratamientos más adecuados. Este proceder evita además gastos innecesarios asociados al tratamiento de pacientes con terapias que no les serán efectivas, lo que redunda en la mayor sostenibilidad del sistema.

La medicina personalizada tiene ya actualmente muchas aplicaciones en el campo de la oncología, farmacogenómica, diagnóstico de enfermedades y probabilidad de padecerlas, terapia génica, etc. y se prevé un futuro aún más prometedor. Cada vez se conocen más biomarcadores implicados en el desarrollo de la enfermedad que aportan información relevante en el manejo personalizado de los pacientes actuales o potenciales. Sin embargo, su aplicación de manera generalizada no es fácil. Solo aquellas estrategias que hayan demostrado su eficacia, efectividad, seguridad y coste-efectividad podrán ser incorporadas a la rutina asistencial en un plazo razonable.