También conocido como: vaginosis bacteriana, infección vaginal, infección por levaduras, candidiasis, tricomoniasis, trich, vulvovaginitis
¿En qué consiste?
La vaginosis es una infección de la vagina. La vaginitis se refiere a la inflamación de la vagina, y puede estar causada por una vaginosis u otros factores, como una alergia, irritantes, o una disminución de las hormonas femeninas, los estrógenos. La vaginitis es un trastorno muy común que generalmente afecta a las mujeres en edad fértil. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) estiman que la vaginitis afecta a más de 21 millones de mujeres entre 14 y 49 años de edad. Las mujeres afectas pueden sentir picazón y ardor genital, y a veces presentar un flujo vaginal anormal. Cuando también existe inflamación en los genitales externos (vulva), se puede referir como vulvovaginitis. Los términos más utilizados por la población general para vaginitis/vaginosis son “infección por levaduras” e “infección vaginal”.
En condiciones normales, la vagina mantiene un equilibrio dinámico de la flora normal, una mezcla de microorganismos “buenos” que ayudan a proteger la vagina, mantener su entorno moderadamente ácido, e impedir el crecimiento de microorganismos causantes de enfermedades. Los Lactobacillus son las bacterias de la flora normal que se encuentran con más frecuencia. También puede encontrarse una mezcla de otros microorganismos, como Corynebacterium, y algunas levaduras.
En condiciones normales, se produce una pequeña cantidad de flujo vaginal diariamente. Generalmente, es de color claro o lechoso y su consistencia y cantidad varían durante el ciclo menstrual de la mujer.
Cualquier factor que altere el equilibrio de la flora normal y/o produzca una irritación de los tejidos de la vagina o la vulva puede, potencialmente, causar vaginitis.
Causas
Las causas más frecuentes de vaginitis/vaginosis (hasta el 90%) son las infecciones debidas a:
- Vaginosis bacteriana: causada por un cambio complejo en la flora normal, con una disminución del número de Lactobacillus y un aumento de las otras bacterias, incluyendo Gardnerella vaginalis y Micoplasma hominis.
- Infección por Candida albicans (levadura): también llamada candidiasis, a veces causada por otras especies de Candida.
- Infección por trichomonas vaginalis: también llamada tricomoniasis o “Trich”, es una infección parasitaria de transmisión sexual.
Otras causas de vaginitis incluyen:
- Reacciones alérgicas e irritantes a productos de higiene femenina, uso de productos de vaselina vaginales, baños de burbujas, ropa interior muy ceñida, telas sintéticas que mantienen la humedad, perfumes, jabones, desodorantes, preservativos de látex, etc…
- Adelgazamiento de la piel de la vagina y pérdida de lubricación debidos a una disminución de los estrógenos. Se conoce como vaginitis atrófica y se observa principalmente en las mujeres durante y después de la menopausia.
- Desequilibrios hormonales.
- En raras ocasiones, un cuerpo extraño en la vagina (como un pequeño trozo de papel higiénico en un niño, o un tampón olvidado en una mujer durante la menstruación); ello puede causar una irritación y causar una infección.
La vaginosis bacteriana puede aumentar la vulnerabilidad de una mujer a otras infecciones, especialmente enfermedades de transmisión sexual (ETS):
- Tricomoniasis.
- Clamidia.
- Virus herpes simple genital.
- Virus del papiloma humano.
- Gonorrea.
- Infección por VIH y SIDA.
Aunque la vaginitis y la vaginosis pueden presentarse a cualquier edad, son más frecuentes en mujeres en edad fértil y sexualmente activas. Sin embargo, es importante recordar que muchas de las causas pueden manifestarse también en mujeres que nunca han tenido relaciones sexuales. Una mujer puede presentar más de una causa de vaginitis/vaginosis de forma simultánea.
Factores de riesgo
Algunos de los factores de riesgo de vaginitis/vaginosis son:
- Uso de antibióticos, que puede conducir a una pérdida de bacterias “buenas”.
- Embarazo, que provoca cambios hormonales que pueden producir irritación de la vagina.
- Duchas vaginales frecuentes (pueden causar irritación y/o pérdida de la flora normal).
- Múltiples parejas sexuales y/o una nueva pareja sexual.
- Uso del dispositivo intrauterino (DIU).
- Toma de anticonceptivos orales.
- Enfermedades subyacentes, como diabetes mal controlada, enfermedades de la piel (dermatitis), y otras condiciones que afectan el sistema inmunitario.
- Falta de higiene.
- Tabaquismo.
Acerca de la vaginitis y vaginosis
Signos y síntomas
Los signos y síntomas asociados a la vaginitis/vaginosis pueden ser vagos e inespecíficos, incluyendo picazón general, dolor, ardor, enrojecimiento e inflamación de la vagina. En función de la causa, pueden presentarse algunos signos y síntomas característicos, entre los que se incluyen:
- Infección bacteriana (vaginosis): presencia de un flujo vaginal fino, de color grisáceo o lechoso con un desagradable olor a pescado (debido a unos productos químicos llamados aminas que provocan un aumento del pH en la vagina), especialmente notable después de haber tenido relaciones sexuales. Puede presentarse o no picor e irritación. Un número significativo de mujeres con vaginosis bacteriana no tiene síntomas perceptibles.
- Infección por levaduras (candidiasis): presencia de un flujo vaginal que puede ser espeso y blanco (como requesón), junto con picor, quemazón, ardor al orinar, enrojecimiento e hinchazón, y relaciones sexuales dolorosas
- Tricomoniasis: presencia de un flujo vaginal amarillento-verdoso que puede ser “espumoso” con un olor desagradable, picor, enrojecimiento, relaciones sexuales dolorosas y dolor al orinar. Durante un examen pélvico pueden visualizarse pequeñas llagas rojas en las paredes de la vagina o el cuello uterino. Sin embargo, muchas mujeres con tricomoniasis no presentan síntomas perceptibles.
- Vaginitis atrófica: este trastorno, que se produce en muchas mujeres al entrar en la menopausia o bien cuando ya están en ella, cursa con un adelgazamiento de las paredes de la vagina. Las mujeres afectadas pueden experimentar sequedad vaginal, picazón, ardor, dolor durante las relaciones sexuales, y la presencia de pequeñas cantidades de sangre después de haber tenido relaciones sexuales.
Es poco frecuente que las causas de vaginitis/vaginosis conduzcan a complicaciones como inflamación del cuello uterino o de la capa interna del útero, o enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). En ocasiones, en una mujer embarazada, la vaginosis puede ser causa de parto prematuro, y en algunos casos la infección puede transmitirse de la madre al recién nacido. Las mujeres con un déficit de vitamina D y embarazadas, pueden ser más susceptibles a las vaginosis bacterianas. La vaginosis bacteriana también se ha asociado a abortos espontáneos durante el segundo trimestre del embarazo.
Pruebas relacionadas
El proceso diagnóstico empieza con un examen físico, incluyendo un examen pélvico y una revisión de los antecedentes médicos de la persona. El médico realizará preguntas acerca de las características de los síntomas que se presentan, su duración y frecuencia, así como acerca de posibles medicamentos recetados (como antibióticos y anticonceptivos orales) u otros productos sin receta que se estén tomando. El médico también puede realizar preguntas sobre los hábitos de higiene íntima de la mujer (duchas vaginales, uso de productos femeninos o productos perfumados, ropa ajustada, etc...) y sus prácticas sexuales. A partir de esta información, el médico solicitará unas u otras pruebas.
Todas estas pruebas se realizan con el objetivo de diagnosticar una vaginitis/vaginosis y determinar la causa subyacente con el fin de servir de guía para el tratamiento. Estas pruebas también se utilizan para evaluar las mejores opciones de tratamiento en las personas que no responden a un tratamiento inicial y/o aquellas que presentan episodios recurrentes.
El diagnóstico clínico de la vaginosis bacteriana se basa en los criterios de Amsel, en los que al menos tres de los cuatro síntomas siguientes están presentes:
- Flujo vaginal lechoso de color grisáceo o amarillento.
- pH vaginal de más de 4,5.
- Presencia de grupos de células de descamación, llamadas células clave.
- Prueba de aminas positiva (cuando se agrega una solución alcalina, KOH al 10% a la secreción vaginal, esta emite un olor fétido similar al que produce el pescado).
Pruebas de laboratorio
Algunas pruebas pueden realizarse en la misma consulta del médico, y otras se realizan en un laboratorio de referencia al que se envía la muestra una vez recogida.
El método definitivo (“gold standard”) para el diagnóstico de la vaginosis bacteriana es el examen directo de las secreciones vaginales al microscopio, en forma de preparación húmeda o tinción de Gram.
Preparación húmeda
Se coloca una gota de la muestra del flujo vaginal en un portaobjetos y se examina al microscopio. Algunos ejemplos de los hallazgos que pueden encontrarse son:
- Vaginosis bacteriana: es característica la presencia de células clave, células epiteliales vaginales con la mayor parte de la superficie cubierta por bacterias, acompañadas de pocos o ningún leucocito.
- Candidiasis: pueden observarse racimos de levaduras y/o en forma de estructuras ramificadas (pseudohifas).
- Tricomoniasis: se trata de parásitos que se observan en forma de cuerpos ovalados y móviles con unas estructuras similares a pelos (flagelos). También puede observarse un aumento de leucocitos.
Tinción de Gram
Se coloca una muestra de flujo vaginal en un portaobjetos y se realiza una tinción especial (tinción de Gram). La muestra se observa al microscopio en busca de ciertos tipos de células bacterianas (morfotipos); la evaluación se realiza en base a la abundancia de cada tipo. Por ejemplo, la presencia de un 20% o más de células epiteliales cubiertas por bacterias (células clave), es diagnóstico de vaginitis bacteriana; una disminución del número de células bacterianas normales, como las especies de Lactobacillus, se asocia a vaginosis bacteriana. Este método también puede detectar la presencia de levaduras, pero no la del parásito tricomonas.
Otros exámenes críticos que también pueden realizarse incluyen:
Prueba de pH
Se comprueba el pH en una muestra de las secreciones vaginales:
- Un pH inferior a 4,5 es normal, aunque también puede presentarse en infecciones por levaduras (candidiasis).
- Un pH elevado (superior a 5) puede presentarse en vaginosis bacterianas y tricomoniasis.
Prueba de Whiff o prueba de aminas
Se dispone una muestra de secreciones vaginales en un portaobjetos y se añade una gota de hidróxido de potasio (KOH) al 10%:
- Vaginosis bacteriana: se liberan unos compuestos químicos llamados aminas que provocan un olor a pescado.
- Candidiasis: generalmente, los racimos de levaduras y/o las pseudohifas se observan más fácilmente.
- Tricomoniasis: también pueden liberar un olor desagradable.
Cultivos vaginales
- No debe recurrirse a los cultivos vaginales bacterianos para el diagnóstico de vaginosis bacteriana, ya que el crecimiento de Gardnerella vaginalis en un cultivo es difícil de interpretar. En aproximadamente un 50-60% de mujeres sanas y asintomáticas puede observarse su crecimiento.
- Candidiasis: puede realizarse un cultivo para hongos que servirá de ayuda en el tratamiento en infecciones persistentes o recurrentes; también puede utilizarse para identificar la levadura que está presente.
- Tricomoniasis: cuando el examen microscópico no es suficiente, puede realizarse un cultivo especial para tricomonas para realizar su identificación.
Existen pruebas adicionales para identificar las causas de vaginitis/vaginosis, como por ejemplo:
- Pruebas de biología molecular (por ejemplo: amplificación de ácidos nucleicos, NAAT): para la identificación de tricomonas, levaduras o vaginosis bacteriana.
- Pruebas rápidas a la cabecera del paciente o POCT (Point-of-Care Testing): para la detección de tricomonas o vaginosis bacteriana.
Otras pruebas
Si una persona presenta tricomoniasis y/o se sospecha de una enfermedad de transmisión sexual (ETS), pueden realizarse pruebas adicionales, incluyendo la prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para comprobar si existen otras ETS como:
- Tricomoniasis.
- Clamidia.
- Herpes.
- Virus del papiloma humano.
- Gonorrea.
- Infección por VIH y SIDA.
- Sífilis.
Si una persona presenta infecciones por levaduras de forma recurrente, puede ser necesario realizar otras pruebas para llegar a identificar posibles condiciones subyacentes que puedan favorecer la presencia de vaginitis/vaginosis, como la diabetes.
Pruebas no relacionadas con el laboratorio
Para el diagnóstico de vaginitis/vaginosis, a parte de un examen físico, generalmente no es necesario realizar otras pruebas no relacionadas con el laboratorio. Sin embargo, si se sospecha de una complicación grave, como enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), en este caso puede ser necesario realizar una ecografía transvaginal. Esta prueba puede evidenciar un aumento del tamaño de las trompas de Falopio, o un absceso.
Prevención y tratamiento
No siempre es posible prevenir la vaginitis/vaginosis, pero las mujeres pueden tomar algunas medidas para reducir la probabilidad y la recurrencia. Estas incluyen:
- Evitar las duchas vaginales y/o baños frecuentes.
- Evitar productos de higiene femenina, jabones perfumados y otros productos químicos potencialmente irritantes.
- Evitar el uso de ropa muy ajustada y ropa interior sintética que no transpire.
- Tener prácticas sexuales seguras.
- Tener una buena higiene.
Existen diferentes tratamientos tópicos intravaginales estándares (cremas o supositorios que se colocan dentro de la vagina) que están disponibles para el tratamiento de la vaginosis bacteriana y la candidiasis, así como tratamientos por vía oral para la vaginosis bacteriana, la candidiasis y la tricomoniasis. Siempre deben seguirse las instrucciones de administración proporcionadas.
En el caso de la tricomoniasis y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), a menudo se recomienda que la pareja sexual de la mujer afectada también realice el tratamiento con el objetivo de aumentar la tasa de curación y evitar la aparición de reinfecciones recurrentes. En los hombres, la tricomoniasis generalmente es autolimitada, resolviéndose al cabo de un par de semanas.
Si una mujer presenta de nuevo una infección no complicada por levaduras, reconociendo ella misma los síntomas, es posible que un tratamiento con medicamentos sin receta médica sea suficiente. Sin embargo, si los síntomas se repiten o persisten, es muy importante consultar al médico inmediatamente.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Estados fisiológicos y enfermedades:
Enfermedades de transmisión sexual (ETS)
Cribado del primer trimestre del embarazo
Cribados:
Cribado de adolescentes (13-18)
Cribado de adultos jóvenes (19-29 años)
Cribado de adultos (30-49 años)
En otras webs:
Familydoctor: Problemas de los genitales en la mujer
KidsHealth: Vaginosis bacteriana
The American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG): Vaginitis