15.08.2021
Las hepatitis víricas son enfermedades producidas por virus que infectan los hepatocitos (células que conforman el hígado). La inflamación del hígado, consecuencia de la infección, puede ser aguda y resolverse en poco tiempo o puede ser crónica y durar muchos años, con la consecuente lesión progresiva del hígado. Esto último suele conducir a enfermedades graves tales como la cirrosis o el cáncer de hígado. Por desgracia, la inflamación crónica puede ser silente durante mucho tiempo antes de que aparezcan síntomas relevantes de lesión hepática; para entonces el hígado suele estar ya severamente dañado.
Actualmente se conocen cinco tipos de virus que causan hepatitis, que se designan con letras del abecedario: virus de la hepatitis A (VHA), B (VHB), C (VHC), D (VHD) y E (VHE). De todos ellos, los virus de la hepatitis B y C son los más comunes y causan, a nivel mundial, más de un millón de muertes anuales y se producen 3 millones de nuevas infecciones cada año. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 350 millones de personas conviven actualmente con la hepatitis B y C.
En el año 2016 la Asamblea Mundial de la Salud (máximo órgano decisorio de la OMS) aprobó una estrategia global para la eliminación de las hepatitis virales como una amenaza para la salud pública para el año 2030. Esto significa reducir el 65% de las muertes por hepatitis vírica y el 90% de las nuevas infecciones, respecto a las cifras de 2015, y poder tratar al menos el 80% de los pacientes que requieran terapia.
Las hepatitis víricas son prevenibles, diagnosticables y tratables y, en el caso de la hepatitis C, curable en un 95% de los casos con fármacos antivirales. Sin embargo, el 80% de la población con hepatitis carece de acceso a servicios para la prevención, diagnóstico y tratamiento. Según un estudio realizado por la OMS, el acceso a la vacunación, pruebas diagnósticas y medicamentos, junto a una adecuada campaña de educación podría prevenir hasta 4,5 millones de muertes prematuras en países de ingresos medianos y bajos para el año 2030.
Con motivo del Día Mundial contra la hepatitis celebrado el pasado 28 de julio, la OMS desarrolló una campaña de concienciación bajo el lema “La hepatitis no puede esperar”, recordando que cada 30 segundos muere una persona a causa de una hepatitis vírica, incluso durante la actual crisis causada por la COVID-19, y haciendo hincapié en la necesidad urgente de actuar para alcanzar los objetivos establecidos por la Asamblea Mundial de la Salud en 2016. Los mensajes iban dirigidos a los líderes políticos instándoles a que se comprometan y actúen para que se tomen las medidas necesarias para eliminar la hepatitis (prevención, diagnóstico y tratamiento), así como a la población general para que se deje de estigmatizar y discriminar a las personas afectadas por la hepatitis.
El objetivo de eliminar la hepatitis como amenaza de salud pública para 2030 es alcanzable, aun cuando la COVID-19 haya retrasado el proyecto, pero es necesario el compromiso de todos los países para lograrlo.
Bibliografía
Organización Mundial de la Salud. Día Mundial contra la Hepatitis 2021. Disponible online en https://www.who.int/es/campaigns/world-hepatitis-day/2021. Último acceso el 14 de agosto de 2021.
Somos pacientes. La hepatitis no puede esperar. Disponible online en https://www.somospacientes.com/noticias/sanidad/la-hepatitis-no-puede-esperar. Último acceso el 14 de agosto de 2021.