¿En qué consiste?
El cáncer de próstata aparece cuando las células de la próstata crecen de manera descontrolada. La próstata es una glándula pequeña, del tamaño de una nuez, presente en el varón. Rodea la parte superior de la uretra y produce el líquido seminal, que forma parte del semen. En la próstata conviven distintos tipos de células, pero la mayoría de cánceres de próstata se desarrollan a partir de las células que producen el liquido prostático. A estos cánceres se les conoce como adenocarcinomas.
El cáncer de próstata es el segundo cáncer más común en los hombres después del cáncer de piel, con aproximadamente 680.000 nuevos casos al año en el mundo.
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en España en el año 2023 se estima que se diagnosticarán unos 29.002 casos anuales, lo que representa el 24,02 % de los tumores entre los hombres. En España, el cáncer de próstata es el tumor más frecuente en varones y la tercera causa de muerte por cáncer en varones, por detrás del cáncer de pulmón y de colon. Se estima que 1 de cada 8 hombres será diagnosticado de esta enfermedad. La mayoría de los casos ocurren en varones de edad avanzada, siendo el 90% de los pacientes mayores de 65 años y la edad media de diagnóstico de 75 años.
El riesgo de desarrollar cáncer de próstata depende de la etnia, siendo los hombres afroamericanos los de mayor riesgo. Otros factores de riesgo son la existencia de antecedentes familiares de cáncer de próstata y la edad avanzada. Más del 60% de los cánceres de próstata se diagnostica a partir de los 65 años.
El cáncer de próstata puede permanecer localizado (totalmente restringido en la próstata) durante muchos años, causando pocas alteraciones perceptibles. En la mayoría de casos la evolución es lenta, y los primeros síntomas empiezan a aparecer cuando el tamaño de la masa tumoral es suficientemente grande como para comprimir la uretra. Esto puede causar síntomas como:
- Aumento en la frecuencia de orinar, especialmente durante la noche.
- Disminución de la fuerza miccional o intermitencia de la misma.
- Dolor o escozor durante la micción (acto de orinar) o eyaculación.
- Presencia de pus y/o sangre en orina y/o semen.
- Dolor en la parte baja de la espalda, la pelvis o en la zona superior de los muslos.
Sin embargo, muchos de estos síntomas aparecen en otras situaciones clínicas como hiperplasia benigna de próstata (HBP), infecciones del tracto urinario (ITU), prostatitis aguda o en las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
La HBP consiste en un aumento no maligno y, en consecuencia, no cancerígeno del tamaño de la glándula prostática que es bastante común en los varones a medida que se envejece. Según la Asociación Española de Urología (AEU) y la American Urological Association (AUA), afecta casi al 90% de los varones mayores de 80 años. Aunque no causa cáncer de próstata, ambos pueden coexistir. El médico debe determinar si los signos y síntomas son debidos al cáncer de próstata, a la HBP, o a otra condición no cancerígena, y para ello a menudo solicita la determinación del antígeno prostático específico (PSA) en sangre y realiza un tacto rectal. En función de los resultados podrá solicitar también una biopsia prostática.
Distintas sociedades científicas y grupos de expertos recomiendan que los hombres discutan con el médico, antes de someterse a pruebas de cribado de un posible cáncer de próstata, las ventajas e inconvenientes de dichas pruebas, como por ejemplo la medida del PSA. Otros organismos, como la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF), consideran que el perjuicio asociado al sobrediagnóstico y al sobretratamiento no compensa el posible beneficio, y por esta razón, desaconsejan utilizar el PSA como prueba de cribado del cáncer de próstata en varones sanos, independientemente de su edad.
Otro factor importante a considerar antes de decidir si uno desea someterse al cribado es el riesgo personal de desarrollar cáncer de próstata:
- Riesgo promedio: varones sanos sin factores de riesgo conocidos.
- Riesgo aumentado: varones cuyo padre o algún hermano ha sido diagnosticado de cáncer de próstata antes de haber cumplido los 65 años.
- Riesgo elevado: varones con más de un familiar afectado a edades tempranas.
En el caso de querer someterse al cribado de la enfermedad, la American Cancer Society (ACS) recomienda esperar haber cumplido los 50 años si no existe un riesgo personal y se está sano, mientras que la American Urological Association (AUA) recomienda el cribado entre los 55 y 69 años de edad, y lo desaconseja una vez superados los 70. Para los varones con elevado riesgo, se recomienda empezar el cribado a los 40 o 45 años.
A pesar de que existe una asociación entre niveles elevados de PSA y cáncer de próstata, se detectan aumentos de PSA en otras condiciones, como pueden ser la inflamación prostática y la hiperplasia benigna de la próstata (HBP). En el caso de que el PSA esté aumentado en un primer análisis, se recomienda repetir la medida al cabo de unas semanas. Cuando esta elevación es persistente o aumenta es posible que el médico recomiende la determinación seriada de PSA para cerciorarse de si su concentración se mantiene elevada o fluctúa en el tiempo y/o la realización de pruebas adicionales.
Así, cuando el PSA está elevado puede estar indicado realizar posteriormente una biopsia de próstata, que por otra parte puede provocar diversas complicaciones, tales como: dolor, fiebre, sangre en la orina o infección del tracto urinario (ITU). Si se diagnostica un cáncer de próstata, el siguiente paso es determinar si es clínicamente significativo. Si se trata de un cáncer de próstata de pequeño tamaño, bien localizado, y de crecimiento lento, es posible que nunca llegue a causar problemas de salud al individuo. Para obtener más información puede consultar el artículo sobre anatomía patológica.
Se dice que “muchos hombres mueren con el cáncer de próstata, no a consecuencia del mismo”. En estos casos, el tratamiento puede tener consecuencias peores que el propio cáncer, al tener efectos secundarios como disfunción eréctil e incontinencia. Si el cáncer de próstata es de crecimiento lento, el médico puede aconsejar monitorizar su progresión y, de entrada, no instaurar un tratamiento.
Sin embargo, algunos cánceres de próstata crecen y se propagan de manera agresiva por la región pélvica y por todo el organismo. En algunos casos, aunque el cáncer de próstata sea de crecimiento lento, acaba causando molestias dado su gran tamaño, por lo que se requiere una intervención médica. Para el médico, el reto consiste en detectar el cáncer de próstata, evaluar su velocidad de crecimiento y/o extensión, y posteriormente decidir, junto al paciente afectado, el tipo de tratamiento a seguir y el momento más adecuado para iniciarlo.
Acerca del cáncer de próstata
Pruebas relacionadas
A continuación se describen las diferentes pruebas que se utilizan.
Pruebas de laboratorio
Las pruebas de laboratorio se utilizan para el cribado de cáncer de próstata en individuos sintomáticos y asintomáticos, para descartar otras enfermedades y condiciones que pueden causar o agravar los síntomas, para monitorizar la efectividad del tratamiento del cáncer de próstata y para detectar posibles recurrencias. Estas pruebas incluyen:
- Antígeno prostático específico (PSA) total: se utiliza para el cribado y seguimiento del cáncer de próstata. Aunque el PSA es una buena herramienta, no es perfecta. Algunos organismos, como la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF), consideran que el perjuicio asociado al sobrediagnóstico y al sobretratamiento no compensa el posible beneficio, y por esta razón, desaconsejan utilizar el PSA como prueba de cribado del cáncer de próstata en varones sanos, independientemente de su edad. Otros organismos y sociedades, como la American Cancer Society, la American Urological Association y el American College of Physicians recomiendan que se discuta con el médico, antes de someterse a pruebas de cribado de un posible cáncer de próstata, las ventajas e inconvenientes de dichas pruebas. Si desea más información consulte el apartado "cáncer de próstata" incluido en las revisiones generales referentes al cribado de adultos (30-49 años) y cribado de adultos mayores de 50 años.
A pesar de que existe una asociación entre niveles elevados de PSA y el cáncer de próstata, se detectan aumentos de PSA en otras condiciones, como son los casos de inflamación prostática, en hiperplasia benigna de la próstata (HBP), en infecciones del tracto urinario (ITU) y en otros trastornos. El médico considerará siempre tanto los valores de PSA en sangre como el tamaño de la glándula.
- Tacto rectal: consiste en una exploración física en la que el médico realiza una palpación de la próstata a través del recto para evaluar si existe alguna anomalía.
- Antígeno prostático específico (PSA) libre (free PSA fPSA): el PSA circula en sangre en dos formas principales; laforma unida a proteínas (cPSA) y forma libre (no unida a proteínas fPSA). El PSA libre contribuye a decidir si está indicado la realización de una biopsia de próstata, en los casos en los que el PSA total solo está ligeramente aumentado. En la HBP el PSA libre suele estar más elevado que en varones con cáncer de próstata. Unos valores relativamente bajos de PSA se asocian a mayor riesgo de cáncer de próstata, a pesar de que el PSA total no esté muy elevado.
Se han desarrollado otras pruebas que sean de ayuda al médico en la decisión de si realizar o no una biopsia. Las biopsias pueden acompañarse de molestias, ansiedad y a veces complicaciones. Las tres pruebas que se describen a continuación son relativamente nuevas y por este motivo no están ampliamente disponibles:
- [-2] proPSA: se evalúa un precursor del PSA producido a mayor velocidad por las células cancerosas de la próstata que por las células prostáticas benignas. Se expresan los resultados como porcentaje de [-2] proPSA en relación al PSA total, de manera similar a como se procede con el PSA libre. En función del resultado está indicada o no una biopsia.
- PCA3: es una proteína producida exclusivamente en la próstata. Se mide en orina el ARN mensajero (mARN) del PCA3, que constituye un marcador genético que de los niveles de expresión de la proteína PCA3. Existen aumentos de los niveles de mARN (sobreexpresión) en el 95% de células prostáticas cancerosas, y por lo tanto, un aumento de mARN que codifica para la proteína PCA3 puede indicar presencia de cáncer.
- Proteína de fusión TMPRSS2-ERG: sus niveles se pueden determinar en orina. Se detecta un mARN que codifica para la proteína de fusión TMPRSS2-ERG, la cual es resultado de un reordenamiento genético. Esta proteína de fusión se sobreexpresa en más del 50% de cánceres de próstata.
Estas tres pruebas no confirman que exista o no cáncer de próstata, pero son útiles para predecir si la biopsia resultará de alguna utilidad.
La prueba de referencia específica para diagnosticar un cáncer de próstata es la biopsia prostática. Se toman pequeñas muestras de tejido prostático que se examinan al microscopio para identificar posibles células anómalas. En caso que el resultado de la biopsia sea positivo para células malignas, el médico se ayudará de otras pruebas, como por ejemplo ecografías, para determinar en qué estadio (grado de extensión en el organismo) se encuentra el cáncer y el grado de malignidad (cómo son de anormales las células cancerosas). Cuanto más anormales sean las células cancerosas, más agresivo suele ser el cáncer.
A veces se emplean otras pruebas que permiten descartar otros trastornos que pueden acompañarse de sintomatología similar:
- Urianálisis: para el cribado de enfermedades renales y de infecciones del tracto urinario (ITU).
- Urocultivo: para evaluar posibles ITU.
- Urea y creatinina: pruebas en sangre para evaluar la función hepática y renal.
Otras pruebas diagnósticas (ajenas al laboratorio)
- Ecografía: la ecografía transrectal es útil para medir el tamaño de la próstata y sirve de guía en la realización de una biopsia de próstata.
- Tomografía computarizada (TC): para evaluar la extensión del cáncer.
- Resonancia magnética (RM): para evaluar la extensión del cáncer.
- Gammagrafía ósea: en algunas ocasiones es utilizada para detectar posibles metástasis óseas.
- Tomografía por emisión de positrones (PET): se utiliza en algunas ocasiones para hacer el estadiaje del cáncer metastático (aquel que se ha extendido más allá de la próstata).
Tratamiento
Una vez identificado el estadio y el grado del cáncer de próstata, el especialista explicará y recomendará cual es el procedimiento más adecuado para que el afectado con el apoyo del médico pueda tomar una decisión. En caso de que el cáncer esté localizado en la próstata, causando pocos o ningún síntoma, con características de crecimiento lento, el médico y el afectado pueden decidir controlar la evolución de forma regular en lugar de instaurar un tratamiento de forma inmediata. Esta estrategia que consiste en esperar a la vez que se vigila, puede ser útil durante muchos años.
En aquellos individuos en los que se requiere intervención médica, generalmente se utiliza una combinación de cirugía, radioterapia y/o terapia hormonal. En caso que el tratamiento de elección sea la cirugía, se intentará eliminar la totalidad del tumor o en casos más avanzados, aliviar las molestias asociadas a la micción. La criocirugía, una opción quirúrgica relativamente nueva, en la que se congela el tejido afectado con nitrógeno líquido. La radiación se puede administrar desde el exterior, o insertando minúsculas partículas radioactivas en la próstata. Se puede combinar la radiación con la terapia hormonal, si lo que se desea es aliviar el dolor en personas en las que el cáncer se ha extendido a los huesos (metástasis óseas).
La terapia hormonal es el tratamiento más utilizado en caso de existir metástasis a otras zonas del organismo. Este tratamiento es útil para reducir el tamaño de los tumores, aliviar síntomas y alargar la vida del individuo, mejorando así el pronóstico. El tratamiento hormonal también es útil en etapas menos avanzadas de la enfermedad, ya sea solo o junto con la radioterapia, así como para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía. En el cáncer de próstata no suele emplearse quimioterapia aunque puede resultar útil en casos avanzados insensibles a la terapia hormonal convencional.
Los efectos secundarios de los distintos tratamientos del cáncer de próstata pueden ser inexistentes o bien consistir en fatiga, pérdida de pelo, incontinencia y disfunción eréctil. En los varones con niveles disminuidos de testosterona debido al tratamiento, existe un elevado riesgo de desarrollar osteoporosis.
Las diferentes opciones de detección y tratamiento del cáncer de próstata están mejorando continuamente, y las recomendaciones acerca de cuando y cómo utilizar dichas opciones están en evolución constante. Es importante que los especialistas discutan las opciones de cribado y tratamiento actuales junto con los afectados para que estos puedan tomar sus propias decisiones.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Antígeno prostático específico (PSA)
Estados fisiológicos y enfermedades:
Hiperplasia benigna de próstata
Cribados:
Cribado de adultos (30-49 años)
Cribado de adultos mayores de 50 años
Videos:
Espías de laboratorio: Biomarcadores y cáncer. La aportación del laboratorio y del DIV
Asociaciones de pacientes:
Asociación Española Contra el Cáncer (AECC): Cáncer de próstata
En otras webs:
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Cáncer de próstata
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Las cifras del cáncer en España 2023
Instituto Nacional del Cáncer (NIH): Cáncer de próstata—Versión para pacientes
Instituto Nacional del Cáncer (NIH): Prueba del antígeno prostático específico (PSA)
American Cancer Society (ACS): Cáncer de próstata
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC): Cáncer de próstata
MayoClinic: Cáncer de próstata
Urology Care Foundation. Prostate Cancer – Early-Stage: What is Prostate Cancer?
National Comprehensive Cancer Network (NCCN). Guidelines for Patients. Prostate Cancer: Early Stage