Para monitorizar la concentración en sangre de antibióticos aminoglucósidos como amikacina, gentamicina o tobramicina, con el fin de confirmar que la dosis pautada es suficiente para asegurar un efecto terapéutico sin producir toxicidad.
Antibióticos aminoglucósidos
Se realiza a intervalos regulares, mientras se mantenga el tratamiento con aminoglucósidos.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa del brazo.
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial, pero es muy importante obtener la muestra de sangre en el momento adecuado.
- En las pautas de administración de dosis múltiple, la determinación del nivel del antibiótico en el valle se realiza justo antes de la administración de la siguiente dosis de aminoglucósido. El nivel pico se debe extraer unos 30-45 minutos después de la administración de la dosis si es por vía intravenosa, o 60 minutos en la intramuscular.
- En las pautas de administración de dosificación con ampliación de intervalo, el momento de extracción puede variar, pero la hora de administración de la última dosis y la hora de la extracción deben registrarse para poder establecer comparaciones.
Es importante seguir las instrucciones del médico sobre la extracción. En el momento de la extracción se debe informar al personal de la hora de administración de la última dosis.
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¿Cómo se utiliza?
La prueba se utiliza para monitorizar los niveles de los antibióticos aminoglucósidos en la sangre. Se realiza para asegurarse de que los niveles del fármaco en sangre son suficientes para tratar la enfermedad, pero no tan elevados como para ocasionar lesiones tóxicas en el organismo.
A veces se administra el antibiótico cada 24 o 48 horas (dosis única). En estos casos se toma una muestra de sangre entre 6 y 14 horas después de la última administración del fármaco.
La determinación de los niveles de fármacos en sangre es muy útil para el farmacólogo ya que permite calcular la tasa de eliminación del fármaco en cada individuo. Con estos niveles se calcula la cantidad adecuada de fármaco que debe administrarse a cada persona y el momento adecuado para su administración, asegurando de este modo que el fármaco sea efectivo, pero sin ocasionar efectos indeseables asociados. Para más información, consultar el artículo sobre la Monitorización de fármacos e intoxicaciones.
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¿Cuándo se solicita?
Son varias las situaciones en las que se monitorizan los niveles de amikacina, gentamicina o tobramicina en sangre. Influyen también en ello factores como la edad del individuo, su función renal, el estado de salud general y la presencia de síntomas de toxicidad o enfermedad de base, así como la duración del tratamiento y el protocolo al que se ajusta el tratamiento administrado.
Se recomienda la monitorización de aminoglucósidos siempre que se administre el antibiótico durante más de 3 días.
- Cuando se administra a intervalos regulares, se suele esperar a que se hayan administrado entre 2 y 4 dosis del fármaco; si se realiza antes, es posible que el fármaco no haya alcanzado todavía unos niveles estables en sangre. Después, los niveles de antibiótico en sangre se pueden solicitar cada pocos días o una vez a la semana, cada vez que se tenga que ajustar nuevamente la dosis por algún motivo o cuando se detecte un empeoramiento de la función renal.
- Cuando el antibiótico se administra mediante dosis única (cada 24-48 horas), se obtiene una muestra de sangre a las 6-14 horas después de la administración del fármaco.
Los intervalos de tiempo para realizar la monitorización pueden ser menores en los pacientes con enfermedad renal o si se trata de individuos con mayor riesgo de padecer efectos tóxicos indeseables (por ejemplo, por estar tomando otros fármacos también ototóxicos o nefrotóxicos).
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¿Qué significa el resultado?
Pauta de dosificación a intervalos regulares
Al administrar una dosis de aminoglucósido, su concentración en sangre aumenta de manera característica alcanzando un nivel máximo o pico, y posteriormente va disminuyendo hasta alcanzar el nivel más bajo (valle). A veces se administra el antibiótico antes de que se alcance el nivel mínimo (valle) en sangre. El objetivo de esta anticipación es asegurarse de que se mantiene una suficiente cantidad de fármaco para garantizar su efecto terapéutico, eliminando así las bacterias que ocasionan la infección. La dosis y el intervalo entre las dosis se optimizan, para permitir que el organismo elimine la mayor parte del antibiótico administrado en la dosis previa, antes de la administración de la siguiente dosis. Así se minimiza el riesgo de complicaciones.
- Si el nivel valle se sitúa por debajo de un valor determinado indica que la persona es capaz de eliminar el antibiótico a una tasa adecuada.
- Un nivel pico dentro del intervalo terapéutico significa que existe suficiente fármaco en sangre para asegurar la efectividad del tratamiento. El nivel terapéutico óptimo depende del tipo de infección y del órgano afectado.
- Si la concentración pico está por debajo del máximo esperado, el individuo tiene menor riesgo de desarrollar efectos adversos, aunque no garantiza que se puedan presentar complicaciones.
- Cuando los niveles valle y/o pico se sitúan por encima de los niveles máximos permitidos, el individuo presenta mayor riesgo de toxicidad; el médico seguramente disminuirá la dosis o aumentará el tiempo entre dichas dosis.
En pautas de dosis única, los resultados de las determinaciones permiten calcular cuándo administrar la siguiente dosis. Normalmente, si los niveles se sitúan muy próximos a los valores más bajos esperados, el médico indicará la administración del antibiótico cada 24 horas. Contrariamente, si los niveles se sitúan muy próximos a los valores más altos esperados (sugiere que al individuo le cuesta eliminar el antibiótico de su organismo), el médico esperará 48 horas antes de volver a administrar el antibiótico.
Si la infección no responde al tratamiento antibiótico, seguramente el médico se planteará otra opción terapéutica.
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¿Hay algo más que debería saber?
Las dosis intravenosas de aminoglucósidos se administran lentamente, a lo largo de unos 30 minutos.
Existen otras presentaciones de aminoglucósidos dirigidas al tratamiento de ciertas infecciones que no requieren monitorización de sus niveles en sangre. Algunos ejemplos son las gotas oculares, las gotas óticas o los fármacos para inhalación.
El primer aminoglucósido, la estreptomicina, se desarrolló en la década de los 40 y resultó muy útil para tratar la tuberculosis. A medida que se fueron descubriendo otros aminoglucósidos, su uso fue decayendo.
Los aminoglucósidos se eliminan del organismo por los riñones y por lo tanto las dosis deben ajustarse en base a la función renal de cada individuo. Antes de iniciar el tratamiento con aminoglucósidos y también durante el tratamiento, se solicitan pruebas para evaluar la función renal como la creatinina o el aclaramiento de creatinina.
El riesgo de toxicidad aumenta cuando se están tomando también otros fármacos que pueden afectar al oído o al riñón, como pueden ser algunos diuréticos como la furosemida, antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno o el naproxeno, u otros antibióticos como la vancomicina.
Debido al riesgo de complicaciones, no se recomiendan las pautas de dosis única cada 24 o 48 horas en los siguientes casos:
- Ancianos (mayores de 70 años de edad).
- Embarazadas o mujeres que acaban de dar a luz.
- Insuficiencia renal o enfermedad renal previa.
- Enfermedad hepática grave.
- Quemaduras extensas.
- Fibrosis quística.
- Antecedentes de lesión auditiva o pérdida del equilibrio.
- Miastenia gravis.
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¿Puede determinarse la concentración de aminoglucósidos en el propio domicilio?
No. Para la realización de esta prueba se necesita una instrumentación especial y profesionales entrenados. Aunque la dosis de aminoglucósido la puede administrar un profesional en el domicilio del paciente, es posible extraer la muestra de la misma forma, esta se enviará necesariamente a un laboratorio para su análisis.
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¿Por qué se siguen empleando los aminoglucósidos si pueden ocasionar pérdida de audición permanente?
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¿Deberían monitorizarse todos los antibióticos como se hace con los aminoglucósidos?
No todos los antibióticos requieren monitorización. La mayor parte de antibióticos no se asocia a efectos indeseables significativos, o si se asocian, no pueden predecirse a pesar de que se conozca la concentración del fármaco. Normalmente, sus rangos terapéuticos (intervalo de concentraciones en el que son efectivos) son más amplios. Esto justifica que se prescriban siguiendo unas pautas predeterminadas sin necesidad de controlar su concentración en sangre.