¿En qué consiste?
El cáncer testicular es una proliferación anormal e incontrolada de las células en uno o en ambos testículos, dando lugar a la aparición de un tumor. Los varones tienen dos testículos (testes o gónadas) situados dentro del escroto, que es una bolsa de piel que cuelga libremente debajo del pene. Los testículos son del tamaño de una pelota de golf y son los responsables de producir esperma y sintetizar las hormonas masculinas (principalmente testosterona), reguladoras del desarrollo de los órganos reproductores y del proceso de maduración de los gametos masculinos.
El cáncer testicular es más frecuente en adolescentes y jóvenes entre 15 y 39 años, después de esta edad es poco frecuente. Aproximadamente la mitad de los casos se registra entre los 20 y 35 años, la edad promedio del diagnóstico es de 33 años.
La incidencia ha aumentado en la última década; en Europa varía entre los diferentes países, siendo más alta en la raza caucásica, desde 5 casos por cada 100.000 habitantes/año en España, hasta 11,8 por cada 100.000 habitantes/año en Noruega.
Aunque no se conocen las causas exactas de que se produzca un cáncer de testículo, los hombres caucásicos presentan un mayor riesgo que los africanos, hispánicos, o de origen asiático.
Entre otros factores de riesgo se incluyen:
- Testículos no descendidos (criptorquidia).
- Disgenesia gonadal (desarrollo anormal de los testículos).
- Antecedentes familiares (padre, hermano) de cáncer testicular.
- Síndrome de Klinefelter.
- Antecedentes personales de cáncer en el otro testículo.
- Infección por el VIH.
El cáncer testicular es uno de los cánceres que tiene una elevada tasa de supervivencia a los 5 años, siendo del 99,2% en los casos de tener el cáncer localizado, es decir cuando aún no se ha extendido más allá del testículo. Sin embargo, en caso de no diagnosticarse ni tratarse, la mayoría de los casos presentan una diseminación inicial hacia el otro testículo, y posteriormente, hacia otras partes del organismo, como ganglios linfáticos y órganos vitales como los pulmones, con una tasa de supervivencia del 73,4% a los 5 años. La detección precoz y el tratamiento son decisivos para un resultado favorable.
Acerca del cáncer testicular
Tipos
Tumores de células germinales
Los tumores de células germinales afectan a las células productoras del esperma y representan más del 90% de los cánceres testiculares, por ello se denominan de esa manera. Estos cánceres se clasifican en dos categorías distintas según el tipo histológico, en seminomas y no seminomas. Se puede dar el caso de que un tumor de células germinales albergue tejido seminomatoso y no seminomatoso simultáneamente.
- Seminomas: suelen ser menos agresivos, tienden a crecer lentamente y normalmente no metastatizan. Entre los seminomas se distinguen los de tipo clásico (o típicos) que representan alrededor del 90% de seminomas y los espermatocíticos, que son mucho más raros y suelen afectar a varones de mayor edad. Un 20% de ellos produce gonadotropina coriónica (hCG).
- No seminomas: incluyen cuatro tipos (tumores del saco vitelino, teratomas, carcinomas embrionarios y coriocarcinomas). Los tumores no seminomatosos aparecen a edades más tempranas, y suelen crecer y diseminarse más rápidamente que los seminomas.
Tumores de células del estroma
Representan menos del 5% de todos los cánceres testiculares en adultos, pero cerca del 20% de tumores en los niños. Estos tumores del estroma se forman en los tejidos que sostienen los testículos y producen hormonas. Suele tratarse de tumores benignos. Los dos tipos principales de tumores del estroma son:
- Tumores de células de Leydig: se forman en las células productoras de hormonas masculinas, como la testosterona. Estas células también pueden producir hormonas femeninas, como estrógenos. Cuando esto ocurre, uno de los síntomas puede ser la ginecomastia (aumento de volumen mamario) en el varón afectado.
- Tumores de células de Sertoli: afectan a las células productoras del esperma.
A veces, otros tipos de cáncer, como el linfoma, pueden diseminarse desde otras partes del organismo, como por ejemplo los testículos. No obstante, como no se trata de un cáncer de testículos, el tratamiento es diferente.
Signos y síntomas
Normalmente, en el cáncer testicular, el primer signo que se detecta es una protuberancia o una inflamación no dolorosa en uno de los testículos. La mayoría de las veces lo detecta el propio individuo, pero también puede detectarlo el médico durante una revisión de rutina o en la evaluación de la infertilidad.
A pesar de que en general no ocasiona signos ni síntomas, en algunos casos pueden aparecer:
- Sensación de pesadez o acumulación repentina de fluido en el escroto.
- Dolor sordo en el abdomen o en la ingle.
- Dolor en un testículo.
- Desarrollo excesivo de tejido mamario (ginecomastia), con aumento de sensibilidad (dolor) en esa zona.
- Pubertad precoz con signos como voz más grave y/o aumento de la vellosidad facial y corporal.
Estos signos y síntomas también pueden deberse a otras situaciones distintas al cáncer.
Detección precoz
Por ahora no se dispone de estudios que avalen que en varones asintomáticos, la autoexploración de los testículos, los controles médicos periódicos o pruebas complementarias permitan disminuir el riesgo de morir por este tipo de cáncer. Por ello, en la actualidad, no existen pruebas de cribado del cáncer testicular.
- Algunos especialistas recomiendan a todos los varones entre 15 y 55 años de edad, una autoexploración mensual de los testículos para identificar cualquier posible anomalía.
- La mayor parte de especialistas comparte la opinión de realizar una exploración testicular en cualquier revisión o control médico rutinario.
- Los varones con mayor riesgo de desarrollar cáncer testicular son los que más se pueden beneficiar de la autoexploración mensual.
Si desea conocer el modo de realizar una autoexploración testicular, acceda a este enlace.
Pruebas relacionadas
El objetivo de estas pruebas consiste en:
- Detectar y diagnosticar el cáncer testicular.
- Distinguir entre los distintos tipos de cáncer.
- Determinar si existe diseminación, y en caso afirmativo, qué órganos y tejidos han resultado afectados.
- Monitorizar la efectividad del tratamiento y las posibles recaídas (recurrencias).
El diagnóstico del cáncer de testículo empieza con una buena historia clínica y un examen físico exhaustivo con el objetivo de:
- Evaluar si existe dolor, endurecimiento o inflamación testicular.
- Examinar los ganglios linfáticos localizados en ingles, abdomen, caja torácica y cuello y verificar si están inflamados o endurecidos.
- Evaluar si existe un aumento del tamaño del hígado.
- Examinar la zona pectoral y los pezones para verificar si se ha producido un aumento de tamaño o si existe dolor a la palpación.
El médico realizará una historia clínica detallada dirigida a identificar cualquier posible factor de riesgo de desarrollar cáncer testicular, interesándose por los antecedentes familiares.
Pruebas de laboratorio
A pesar de que no existe una prueba de laboratorio específica para detectar el cáncer testicular, puede solicitarse la medida de ciertas proteínas conocidas como marcadores tumorales:
- Alfa-fetoproteína marcador tumoral (AFP): su uso como marcador tumoral puede ser de utilidad en la detección de los tumores de células germinales no seminomatosos, ya que este tipo de tumores suelen producir esta proteína.
- Gonadotropina coriónica marcador tumoral (hCG): su uso como marcador tumoral es útil en el diagnóstico de los tumores seminomatosos y no seminomatosos, ya que es producida por ambos tipos de tumores.
Los tumores del estroma (derivados de células de Leydig y de células de Sertoli) no producen AFP ni hCG.
- Lactato deshidrogenasa (LDH): puede estar elevada en la mayoría de los cánceres testiculares, sin embargo es un marcador muy poco específico, es decir, sus valores pueden estar elevados en otras muchas situaciones, además del cáncer de testículo. La LDH es una enzima localizada en muchos tejidos del organismo y se libera al torrente sanguíneo cuando existe una lesión celular. Aunque no es un marcador específico del cáncer de testículo, en muchos casos puede aportar información adicional de gran utilidad en la monitorización del tratamiento.
Se están buscando marcadores para mejorar el diagnóstico, entre ellos se incluye la detección del isocromosoma 12p [i(12p)], que se encuentra presente en un alto porcentaje de estos tumores (89%), o también la detección de recidivas con la valoración del micro ARN-371a-3p (M371).
Cuando se detectan masas en los testículos se suele recomendar la extirpación del testículo y el cordón espermático (orquiectomía). Después de realizar la cirugía, se vuelven a medir los valores de los marcadores tumorales. Cuando estos siguen aumentados puede ser indicativo de que el tumor se ha extendido a otras partes del organismo, o que no ha podido ser eliminado en su totalidad durante la cirugía.
La medición de los marcadores tumorales se utiliza principalmente para la monitorización de la respuesta al tratamiento, así como para detectar recurrencias de la enfermedad.
Pruebas ajenas al laboratorio
Cuando se sospecha la existencia de un tumor testicular, se suele realizar ya en la evaluación inicial una ecografía. Esta técnica utiliza ondas sonoras que permiten visualizar la presencia, el tamaño y la consistencia de una posible masa tumoral. Además, es útil para diferenciar entre el cáncer y otros trastornos, como algunas infecciones o anomalías estructurales del testículo.
Otros procedimientos diagnósticos
Examen histológico
El procedimiento estándar para confirmar el diagnóstico de un cáncer testicular consiste en la extirpación del testículo afectado. Un especialista en Anatomía Patológica examinará el material extraído detalladamente. Por lo general, no se realiza una biopsia (extracción de una pequeña muestra del tumor testicular para analizarla) porque podría provocar la diseminación de células cancerosas a otras partes del cuerpo (metástasis).
Normalmente se realiza una orquiectomía inguinal que consiste en una pequeña incisión en la ingle con el objetivo de extraer el testículo. Además de ser necesaria para establecer el diagnóstico definitivo, la extirpación del testículo es el tratamiento de elección en la mayor parte de cánceres testiculares. Se extirpan el testículo y el cordón espermático. Este último contiene el vaso deferente, así como vasos sanguíneos y linfáticos, y podría constituir una vía de diseminación de las células cancerosas hacia otras partes del organismo.
Otras pruebas basadas en la imagen
Una vez establecido el diagnóstico, es necesario evaluar si el tumor puede haber afectado a otros tejidos y órganos, por ello se solicita:
- Tomografía computarizada (TC) de abdomen, pelvis y tórax.
- Gammagrafía ósea: si se sospecha afectación ósea.
- Resonancia magnética (RM): cuando existe sospecha de que haya metástasis cerebrales.
Estas pruebas también son útiles en la monitorización de la respuesta al tratamiento y en la detección de recurrencias del cáncer testicular.
Tratamiento
En el tratamiento del cáncer testicular generalmente se aplica una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia.
- La extirpación quirúrgica del testículo es necesaria para establecer el diagnóstico definitivo, pero sirve además como tratamiento de primera línea. En función del tipo y grado de extensión del cáncer, se extirpan también los ganglios linfáticos abdominales. Con la extirpación del testículo, la curación es casi del 100% de los pacientes, aunque un 15% de los seminomas y un 25% de los no seminomas pueden presentar recaídas.
- El uso de radioterapia puede provocar la aparición de leucemias o segundos tumores, por ello como tratamiento de soporte se realiza la quimioterapia.
- La quimioterapia puede ser útil después de la cirugía, aunque a veces se utiliza previamente a la cirugía para reducir el tamaño del tumor. Este tipo de tratamiento es especialmente útil en cánceres testiculares que se hayan extendido más allá del testículo o que presentan un elevado riesgo de recurrencia.
En el estadio I solamente se tratarán los pacientes que presenten el riesgo de reaparición de la enfermedad. Las pautas dependerán del estadio y del tipo histológico del tumor.
El tratamiento del cáncer testicular está en continuo desarrollo. Se han hallado ciertas variantes genéticas en el ADN presentes en las células cancerosas testiculares de pacientes que no han respondido a la quimioterapia. Estos hallazgos permitirían identificar a los individuos que no se beneficiarían de un determinado tipo de quimioterapia y por otra parte, podría facilitar el desarrollo de nuevos fármacos específicos, por ejemplo los dirigidos contra dianas terapéuticas (terapia dirigida).
Cuando el pronóstico es desfavorable, se está valorando la posibilidad de administrar quimioterapia en altas dosis, seguida de un trasplante de células madre.
Debe tenerse en cuenta que como consecuencia del tratamiento del cáncer testicular pueden producirse efectos no deseados en el varón afecto, como la modificación del aspecto físico, de la apetencia y del rendimiento sexual además de la posibilidad de poder tener descendencia. Sin embargo, estos efectos no se producen en todos los pacientes, por ello es importante comentar las preocupaciones y los efectos adversos que se vayan presentando al médico.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Alfa-fetoproteína marcador tumoral (AFP)
Gonadotropina coriónica marcador tumoral (hCG)
Lactato deshidrogenasa (LDH)
Estados fisiológicos y enfermedades:
Videos:
Espías de laboratorio: Biomarcadores y cáncer. La aportación del laboratorio y del DIV
Asociaciones de pacientes:
Asociación Española Contra el Cáncer (AECC): Cáncer de testículo
En otras webs:
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Cáncer de testículo
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Las cifras del cáncer en España 2024
Instituto Nacional del Cáncer (NIH): Cáncer de testículo—Versión para pacientes
American Cancer Society (ACS): Cáncer de testículo
RadiologyInfo for patients: Ultrasonido del escroto
KidsHealth: ¿Cómo hacer una autoexploración testicular? (Presentación de diapositivas)
Urology Care Foundation (UCF): Guía para pacientes con cáncer testicular
College of American Pathologists (CAP): How to Read Your Pathology Report
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