Neumonía

29/12/2022

También conocido como: infección del tracto respiratorio bajo, neumonía adquirida en la comunidad, neumonía adquirida en el hospital, neumonía ambulatoria, neumonía doble, neumonía lobar, neumonía atípica

¿En qué consiste?

La neumonía es una infección de las vías respiratorias inferiores causada por bacterias, virus u hongos. La infección puede causar síntomas que van desde moderados hasta potencialmente mortales. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cada año ingresan en un hospital por neumonía, más de un millón de niños y adultos en los EE. UU. En todo el mundo, la neumonía  causa un mayor número de muertes que cualquier otra enfermedad infecciosa, unos 2,7 millones de personas al año y, según la Organización Mundial de la Salud, es la principal causa de muerte en niños menores de 5 años. La neumonía puede producirse en cualquier momento del año, pero el mayor número de casos se produce de forma estacional coincidiendo con el período de la gripe, generalmente desde finales de otoño hasta principios de la primavera.

Aunque la neumonía puede afectar a personas de todas las edades, principalmente afecta a los niños y mayores de 65 años, así como a personas con el sistema inmunitario débil (inmunocomprometido). También presentan un riesgo elevado de padecer neumonía las embarazadas y las personas con otra enfermedad subyacente, como la fibrosis quística o daño en los pulmones producido por el tabaco (afectación pulmonar debida al tabaco). También se incluyen las personas con ventilación mecánica, en tratamiento con quimioterapia, o que han recibido un trasplante de algún órgano. Las personas con SIDA son altamente susceptibles de padecer neumonía.

Las bacterias, los virus y los hongos son microorganismos que pueden causar infecciones del tracto respiratorio inferior. La neumonía generalmente está causada por un microorganismo que ha escapado de las defensas inmunitarias del organismo y se ha establecido en la parte más profunda de los pulmones, en unas estructuras diminutas llamadas sacos alveolares. Las bacterias son la principal causa, seguidas por los virus.

Estos microorganismos pueden transmitirse a otras personas a través de las gotas microscópicas de secreciones respiratorias que se producen cuando la persona infectada tose o estornuda. Estas gotas pueden ser inhaladas directamente por otra persona o depositarse en superficies como encimeras, teclados, y alrededor de los auriculares de los teléfonos. El microorganismo se transmite cuando otra persona toca el material contaminado y a continuación, se toca sus propios ojos, boca u otras membranas mucosas. Las bacterias que forman parte de la flora normal de la saliva, comida o vómito, también pueden provocar una neumonía cuando una persona se atraganta y, accidentalmente, respira sus propios fluidos.

Aparte de la exposición al potencial patógeno, son necesarios otros factores para que se produzca una neumonía. Los microorganismos siempre están presentes en el medio ambiente, y las fuentes de infección son siempre posibles. En la mayoría de los casos, los pulmones manejan de forma satisfactoria la presencia de estos microorganismos. El sistema respiratorio dispone de diferentes líneas de defensa inmunitaria, por ejemplo, secreciones mucosas y estructuras ciliadas (pelos) que atrapan y eliminan muchos patógenos de las vías respiratorias. Los patógenos que consiguen saltar estas defensas iniciales son objeto de un ataque por las células del sistema inmunitario, las cuales identifican y engullen los patógenos identificados como extraños. La neumonía se produce cuando estas defensas están debilitadas o dañadas, o cuando los patógenos invasores son suficientemente virulentos como para superar estas barreras.

La neumonía puede estar causada por una gran variedad de virus, bacterias y, con menos frecuencia, hongos; sin embargo, la mayoría de los casos se deben a unos pocos de ellos. El microorganismo específico responsable de la neumonía dependerá de la edad y el estado de salud de la persona afectada, y en cierta medida, también de la época del año. Las personas inmunodeprimidas o aquellas que han viajado a algunas regiones determinadas del planeta, pueden desarrollar neumonía por microorganismos menos habituales.

Los siguientes términos describen algunos tipos generales de neumonía:

  • Neumonía ambulatoria: se refiere a una forma leve de la enfermedad que generalmente no requiere reposo en cama. A menudo es causada por un virus o por Mycoplasma pneumoniae.
  • Neumonía lobar: describe una forma de la enfermedad que afecta a una parte (lóbulo) de un pulmón.
  • Neumonía doble: es una infección que afecta a ambos pulmones.
  • Neumonía por aspiración, o neumonía causada por la inhalación de alimento, saliva, líquidos o vómito hacia los pulmones o las vías respiratorias: puede ser más difícil de tratar. En estos casos, puede ser más difícil de identificar los patógenos que causan la infección, por lo que puede ser necesario realizar un número superior de pruebas a fin de prescribir el antibiótico correcto. Las personas con reflujo gastroesofágico o aquellas que presentan dificultades para tragar debido a otras enfermedades, presentan mayor riesgo de padecer este tipo de neumonía. En algunas ocasiones, la neumonía por aspiración se conoce como neumonía anaeróbica, al estar generalmente producida por bacterias que habitan en el tracto digestivo y que no necesitan oxígeno para vivir.

El entorno en el que se adquiere la neumonía determinará la causa más probable, la mejor manera de prevenir su propagación, y servirá de ayuda para determinar el tratamiento más adecuado.

  • Neumonía adquirida en la comunidad: cuando una persona se infecta durante las actividades diarias, fuera del entorno médico.
  • Neumonía adquirida en el hospital: cuando se produce una infección mientras una persona está en el hospital por otra enfermedad. 
  • Neumonía adquirida con el respirador: cuando se produce una infección, por ejemplo, después de una cirugía que implica estar conectado a un respirador.
  • Neumonía asociada a centros sanitarios: cuando una persona se infecta en centros sanitarios, como una residencia de la tercera edad o una clínica de diálisis.

Los microorganismos asociados a las neumonías adquiridas en el hospital y en centros sanitarios generalmente son más resistentes a los antimicrobianos de primera línea. La neumonía adquirida en la comunidad se debe, con gran probabilidad, a bacterias que son sensibles a los antibióticos prescritos habitualmente, o a virus estacionales para los que el tratamiento antibacteriano no es un tratamiento adecuado.

Causas de la neumonía

Bacterias

Las bacterias son la causa más frecuente de neumonía en adultos, pero raramente en niños pequeños. Hay muchos tipos de bacterias que pueden causar neumonía, algunos más comunes que otros. En algunas ocasiones, especialmente en personas de edad avanzada o con otros problemas de salud, se desarrolla una neumonía bacteriana después de padecer una infección respiratoria vírica.

Algunos tipos de neumonías son relativamente poco frecuentes, pero pueden presentarse en ciertas poblaciones o zonas geográficas. Los viajeros y emigrantes de determinados países pueden infectarse por bacterias menos comunes que las de nuestro país. 

La causa más frecuente de neumonía bacteriana adquirida fuera de un hospital o centro de salud (adquirida en la comunidad) es:

  • Streptococcus pneumoniae: estas bacterias causan neumonía neumocócica y se propagan con gran facilidad a través del contacto social normal. Hay muchos serotipos de S. pneumoniae, por lo que es posible que se produzcan infecciones repetidas con diferentes tipos. Se dispone de una vacuna para los serotipos más comunes de S. pneumoniae para ayudar a prevenir la neumonía y otras infecciones graves, incluyendo meningitis e infecciones de la sangre (septicemia).

Otras causas menos comunes incluyen:

  • Haemophilus influenzae tipo B (Hib): aunque generalmente causa neumonía, también puede causar otras infecciones invasivas como meningitis y septicemia. Sin embargo, actualmente las infecciones son menos frecuentes gracias a la vacuna contra la HiB.
  • Moraxella catarrhalis: típicamente causa infecciones del oído medio en niños.
  • Staphylococcus aureus: recientemente se ha convertido en una de las causas más comunes en ambientes hospitalarios debido a cepas resistentes a los medicamentos, como S. aureus resistente a la meticilina () o a consecuencia de una gripe
  • Klebsiella pneumoniae: puede ser causa de neumonía en personas ya debilitadas por alguna enfermedad, por lo general en un ambiente hospitalario.
  • Streptococcus agalactiae (Streptococo grupo B): generalmente coloniza la vagina de las mujeres y puede transmitirse de una mujer embarazada al bebé durante el parto.
  • Pseudomonas aeruginosa: a menudo afecta a personas con una disminución de la función pulmonar debido a fibrosis quística.

Las neumonías atípicas son infecciones pulmonares bacterianas que no responden a los antibióticos comúnmente recetados. Ejemplos incluyen:

  • Mycoplasma pneumoniae: una causa común de infecciones de las vías respiratorias superiores, con una estimación de 2 millones de casos en los EE. UU. cada año; es responsable del 15-20% de los casos de neumonía adquirida en la comunidad. Provoca una infección menos grave conocida como "neumonía ambulatoria". Por lo general, afecta a personas menores de 40 años.
  • Chlamydophila pneumoniae: causa aproximadamente el 10% de las formas de neumonía adquiridas en la comunidad y ocurre con mayor frecuencia en adultos de 65 a 79 años.
  • Legionella pneumophila: causa la enfermedad del legionario. Generalmente se adquiere por respirar vapor de agua que contiene bacterias. Esta infección no se propaga de una persona a otra. Una infección por Legionella a menudo requiere hospitalización y tiene una tasa de mortalidad relativamente elevada.
  • Mycobacterium tuberculosis que causa la tuberculosis y las micobacterias no tuberculosas (M. avium-intracelular, M. kansasii) son poco frecuentes en nuestro país, pero las tasas de infección aumentan en otros países. En nuestro país, las infecciones de este tipo pueden observarse en las personas que han viajado a otros países, presos, y personas con SIDA.

Virus

Los virus que causan infecciones del sistema respiratorio son responsables de alrededor de un tercio de todos los casos de neumonía cada año, y son la causa más frecuente de neumonía en bebés, lo que representa aproximadamente el 90% de todas las infecciones de las vías respiratorias inferiores. Menos del 20% de las neumonías que se dan en adultos menores de 60 años son de tipo vírico. En las personas mayores de 60–65 años, las causas virales se vuelven cada vez más comunes.

La neumonía vírica generalmente es una infección moderada que solo requiere medidas de soporte. Sin embargo, puede ser necesaria la hospitalización en los casos más graves. En algunas ocasiones, puede producirse una neumonía bacteriana secundaria tras una infección vírica primaria.

Las causas más frecuentes de neumonía vírica son:

  • Virus de la gripe (influenza): es la causa más frecuente de neumonía vírica en adultos.
  • Virus parainfluenza: generalmente causa infecciones respiratorias en lactantes y niños pequeños, que pueden progresar a neumonía.
  • Virus respiratorio sincitial (VRS): la causa más frecuente en niños menores de 1 año.
  • Adenovirus: virus comunes que a menudo causan enfermedades respiratorias, pero por lo general no son graves, aunque sí pueden serlo en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Otras causas menos frecuentes incluyen:

  • Metapneumovirus humano: fue identificado por primera vez en el año 2001. Se estima que es el responsable del 5–15% de las hospitalizaciones debidas a infecciones pulmonares en niños.
  • Citomegalovirus (CMV): puede causar graves problemas físicos y de desarrollo fetal cuando una mujer se infecta por primera vez durante el embarazo (infección primaria) y transmite el virus al feto a través de la placenta.
  • Rubéola: es una infección vírica muy contagiosa que se transmite a través de las secreciones respiratorias. La mayoría de las personas se recuperan a las dos semanas, pero hasta un 20% de los casos desarrolla complicaciones entre las que se incluye la neumonía.
  • Varicela: causada por una infección del virus varicela zóster, un miembro de la familia de los virus del herpes. La mayoría de los casos se resuelven sin complicaciones. La neumonía es una complicación poco frecuente
  • Rinovirus: son los virus que causan el resfriado común en niños y adultos. Ocasionalmente pueden infectar las vías respiratorias inferiores y causar neumonía en niños y personas de edad avanzada.

Hongos

Las neumonías causadas por hongos son poco frecuentes. Algunos hongos solo causan neumonía en las personas inmunocomprometidas, como aquellas que tras un trasplante de órganos reciben tratamiento inmunosupresor, personas en tratamiento con quimioterapia, y personas con SIDA. Estos hongos se conocen como “oportunistas”. Entre ellos se encuentran:

  • Pneumocystis jiroveci: es el más frecuente en personas con SIDA. Antiguamente se conocía como P. carinii, por lo que la neumonía causada por este microorganismo a veces todavía se conoce como neumonía por Pneumocystis carinii (PCP).
  • Asperigillus sp: puede causar aspergilosis y masas fúngicas en los senos y pulmones.
  • Candida sp: son levaduras que forman parte de la flora normal en humanos. Pueden producir infecciones en las mucosas del organismo.
  • Cryptococcus neoformans: aunque cualquier persona puede infectarse, mayoritariamente afecta a las personas con VIH/SIDA.

Algunos hongos son patógenos, lo que significa que pueden causar infecciones en cualquier persona independientemente de su estado de salud. La infección se produce al respirar esporas de los hongos. Estas formas solo se encuentran en áreas específicas:

  • Histoplasma capsulatum: causa histoplasmosis y se encuentra en suelos contaminados con excrementos de aves o murciélagos.
  • Coccidioides immitis: causa coccidioidomicosis (también llamada fiebre del Valle); es típica de la zona de Arizona y algunas partes de California.
  • Blastomyces dermatididis: se encuentra en el centro sur, sureste y medio oeste de los Estados Unidos, en medios húmedos, madera y hojas en descomposición

Para más información acerca de este tipo de infecciones, puede consultar el artículo sobre infecciones por hongos.

Causas poco frecuentes y graves

Algunas causas más exóticas y raras de neumonía pueden infectar a personas sanas, pudiendo llegar a causar la muerte. Algunos ejemplos incluyen:

  • Hantavirus: se contrae a partir de excrementos de roedores infectados. La mayoría de las infecciones ocurren en la parte occidental de los EE. UU. En 2016, los CDC informaron de 21 infecciones pulmonares por hantavirus y una tasa de mortalidad del 45 %.
  • La bacteria Bacillus anthracis (ántrax): raramente debida a la exposición a una fuente natural, como animales infectados o productos animales.
  • La bacteria Yersinia pestis (peste): puede ocurrir a partir de la inhalación de secreciones respiratorias de una persona infectada por la peste, o cuando la peste bubónica o septicémica se extienden a los pulmones.
  • Síndrome Respiratorio de Oriente Medio por Coronavirus (MERS-CoV): es un virus descubierto recientemente en el año 2012, es responsable de graves infecciones respiratorias de vías bajas en personas que viven o viajaron a países de la península arábiga. Alrededor de un tercio de los infectados murieron debido a esta enfermedad. Sin embargo, a partir del 2014, no hay evidencia de que el virus se haya propagado fácilmente dentro de las comunidades, y la mayor parte de transmisiones de persona a persona se han producido entre trabajadores del ámbito sanitario y otros contactos cercanos, como familiares y cuidadores de enfermos de MERS.

Acerca de la neumonía

Signos y síntomas

Los síntomas de la neumonía varían en función de la edad y el estado de salud de la persona, así como de los microorganismos responsables de la infección. Los niños muy pequeños pueden presentar ronquidos al respirar y sibilancias, una respiración rápida, irritación y letargia. Las personas ancianas pueden experimentar confusión. La neumonía bacteriana puede aparecer después de una infección vírica y puede confundirse con la persistencia o empeoramiento de un estado gripal.

Algunos de los síntomas más frecuentes asociados a neumonía son:

  • Tos.
  • Fiebre y escalofríos.
  • Fatiga.
  • Dificultad para respirar.
  • Dolor de cabeza.
  • Dolores musculares.
  • Dolor en el pecho.
  • Náuseas y vómitos.
  • Sentirse peor después de un resfriado o gripe.

Complicaciones

Algunas de las complicaciones asociadas a la neumonía son la acumulación de líquido en los pulmones, la cicatrización del tejido pulmonar (que puede conducir a infecciones recurrentes), insuficiencia respiratoria, sepsis, y en raras ocasiones, abscesos pulmonares (acumulaciones de pus en el tejido pulmonar)

Pruebas relacionadas

El objetivo de realizar las pruebas es conocer el microorganismo que causa la neumonía, limitar su propagación a otras personas, determinar la gravedad de la neumonía, y servir de guía para el tratamiento. En un número significativo de casos, no es posible determinar la causa exacta de la neumonía, y el tratamiento se basa en los signos y síntomas que presenta la persona, en su historia clínica, en la experiencia del médico, los microorganismos más probables que se encuentran en la comunidad en este momento, como el virus de la gripe (influenza), y en las guías existentes sobre el tratamiento de las infecciones de las vías respiratorias inferiores.

Si los síntomas de una persona no se resuelven, pueden realizarse pruebas adicionales para ayudar a diagnosticar los casos de neumonía menos frecuentes.

Pruebas no relacionadas con el laboratorio

El examen inicial para encontrar la causa de los síntomas generalmente incluye un examen físico. Como parte de este examen, el médico ausculta los pulmones en busca de sonidos respiratorios anormales que puedan indicar una infección pulmonar. Este examen con frecuencia es seguido por estudios de imagen. Estos pueden incluir:

  • Radiografía de tórax: se utiliza para detectar y ayudar a evaluar la gravedad de una infección pulmonar.
  • Tomografía computarizada (TC): en algunas ocasiones se utiliza para detectar y evaluar una infección pulmonar y para buscar otras causas no infecciosas responsables de los síntomas de la persona.
  • Broncoscopia: procedimiento que se usa para observar el interior de los pulmones mediante la introducción de un tubo delgado y flexible con una cámara en la punta. Este procedimiento se puede realizar si el tratamiento no está funcionando bien.

Pruebas de laboratorio

En función de la historia clínica de la persona afectada y de los signos y síntomas presentes en el momento del examen físico, se pueden realizar diferentes pruebas para ayudar a establecer el diagnóstico.

Entre las pruebas generales de laboratorio se incluye:

Algunos ejemplos de pruebas que pueden realizarse cuando se sospecha la presencia de una neumonía bacteriana incluyen:

  • Cultivo de esputo bacteriano y tinción de Gram: son las principales pruebas que se solicitan para detectar e identificar la causa de una neumonía bacteriana.
  • Antibiograma (prueba de susceptibilidad a antibióticos): se realiza en cultivos positivos para bacterias patógenas identificadas; se utiliza como guía para el tratamiento.
  • Cultivo de micobacterias: se solicita cuando se sospecha una infección tuberculosa o por micobacterias no tuberculosas.
  • Hemocultivo: se utiliza para detectar una septicemia cuando se sospecha que la infección se ha extendido desde los pulmones hacia la sangre o al revés.
  • Pruebas para micoplasma: prueba en sangre o un cultivo especial para ayudar a diagnosticar una infección por micoplasma.
  • Pruebas para la legionella: análisis de sangre para un antígeno específico, cultivo o prueba molecular para el diagnóstico de infección por Legionella.

Algunos ejemplos de pruebas cuando se sospecha una neumonía vírica, incluyen:

  • Pruebas de la gripe: se utilizan como ayuda para diagnosticar una infección por influenza (gripe) y a veces para ayudar a documentar la presencia de influenza en la comunidad. Estas pruebas también pueden realizarse para ayudar a identificar el tipo y/o cepa de influenza responsable de la infección.
  • Pruebas para virus respiratorio sincitial (VRS): se utilizan durante la temporada del VRS para ayudar a diagnosticar la infección en personas que presentan síntomas de moderados a graves, con afectación del tracto respiratorio inferior. Se solicitan principalmente en niños (entre 6 meses y 2 años), ancianos, y personas inmunocomprometidas, y en aquellas con enfermedad pulmonar previa o que han recibido un trasplante de órganos.
  • Cultivo vírico: se utiliza para cultivar una amplia gama de virus que pueden causar infecciones.

Algunos ejemplos de pruebas fúngicas, solicitadas cuando se sospecha una neumonía por hongos. Se incluyen:

  • Cultivos fúngicos: se utilizan para identificar los hongos específicos presentes. Muchos hongos crecen lentamente, por lo que los resultados pueden tardar semanas. Las pruebas de susceptibilidad realizadas en hongos aislados de un cultivo pueden ayudar a determinar el mejor antimicótico para el tratamiento.
  • Pruebas para antígenos fúngicos y anticuerpos: se utilizan para determinar si una persona tiene, o ha tenido recientemente, una infección fúngica específica. Son más rápidos que los cultivos de hongos, pero solo analizan una especie de hongo específica, por lo que el médico debe saber qué organismo fúngico debe analizar. Muchas personas tienen anticuerpos fúngicos debido a una exposición previa al hongo, por lo que es posible que una sola prueba de anticuerpos no confirme la presencia de una infección actual. A veces, las muestras de sangre se recogen con 2 a 3 semanas de diferencia (muestras agudas y convalecientes) y se analizan para ver si los valores de anticuerpos (títulos) están cambiando; la evaluación de estos resultados puede tardar varias semanas.

Pruebas moleculares: estas pruebas se utilizan para identificar la presencia de bacterias y/o virus en una muestra respiratoria a través de la detección del material genético (ADN, ARN) de los microorganismos. Generalmente, estas pruebas son muy sensibles y específicas, y son especialmente útiles para detectar microorganismos que son difíciles de cultivar:

  • Algunas pruebas buscan un único microorganismo, como Mycoplasma pneumoniae. Un método frecuentemente utilizado es la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
  • Métodos más recientes pueden analizar de forma simultánea la presencia de diferentes bacterias, hongos y/o virus. Algunos ejemplos de estos métodos incluyen la PCR “multiplexed” y los microarrays de ADN.

Análisis del líquido pleural: se puede analizar el posible líquido acumulado en el espacio entre los pulmones y la pared torácica, para determinar la causa de la infección

  • Pruebas para hongos: se solicitan cuando se sospecha una infección por hongos. Puede ser un cultivo, una detección de antígenos o pruebas de anticuerpos, o bien una prueba molecular.

Prevención y tratamiento

Las personas pueden protegerse frente a la exposición de bacterias, virus y hongos que causan neumonía a través de unas buenas pautas de higiene. Estas pautas incluyen:

  • Lavado de manos frecuente y minucioso.
  • Toser o estornudar en un pañuelo o en la manga.
  • Usar desinfectante para limpiar superficies que se tocan regularmente con las manos, como los pomos de las puertas, teclados, controles remotos y otros dispositivos.
  • Evitar tocarse la cara, ojos, nariz y boca sin lavarse las manos.
  • Evitar el contacto cercano con personas con infecciones respiratorias.

Están disponibles diferentes vacunas que pueden ayudar a proteger o reducir el riesgo de ciertas causas de neumonía, incluyendo Streptococcus pneumoniae (neumococo), Haemophilus influenzae tipo b (Hib), gripe estacional, y otros. Las personas deberían hablar con el médico acerca de estas opciones.

Generalmente, el tratamiento para las neumonías bacterianas y por micoplasma se basa en el uso de antibióticos. Las infecciones fúngicas se tratan con fármacos antifúngicos. En algunas infecciones puede ser necesario aplicar el tratamiento durante un período de tiempo prolongado.

En la neumonía vírica pueden administrarse fármacos antivíricos en función de la causa de la neumonía vírica y de la duración de los síntomas antes de visitar al médico. Sin embargo, generalmente sólo se aplica un tratamiento de soporte.

En los casos de neumonía muy grave puede ser necesaria la hospitalización, el tratamiento con oxígeno u otra asistencia respiratoria, así como fármacos antimicrobianos administrados por vía intravenosa.

Enlaces

Pruebas relacionadas: 

Análisis del líquido pleural

Antibiograma

Cloruro

Cultivo de micobacterias

Micoplasma

Legionella

Bicarbonato y CO2 

Electrolitos

Gases en sangre

Hemocultivo

Hemograma

Hematocrito

Hongos

Recuento de leucocitos

Sodio

Potasio

S. aureus resistente a la meticilina (SARM)

Perfil de patógenos respiratorios

Estados fisiológicos y enfermedades:

Ántrax

Cribado prenatal del estreptococo grupo B

Embarazo

Fibrosis quística

Gripe

Infección por VIH y SIDA

Infecciones por hongos

Malabsorción

Meningitis y encefalitis

Micobacterias no tuberculosas

Rubéola

Sepsis

Tuberculosis

Varicela y herpes zóster

En otras webs:

Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI): Neumonía

Medline: Neumonía

MayoClinic: Neumonía

Centers for Disease Control and Prevention (CDC). La neumonía se puede prevenir, las vacunas pueden ayudar

National Heart, Lung, and Blood Institute (NIH): ¿Qué es la neumonía?

Organización Mundial de la Salud (OMS): Neumonía infantil

Cleveland Clinic: Pneumonia

Breathe, the Lung Association: Pneumonia

American Lung Association (ALA): Learn about Pneumonia

Pregúntenos

Thank you! Your submission has been received!
Oops! Something went wrong while submitting the form.
Pregúntenos image