También conocido como: antitrombina III funcional, AT III
Nombre sistemático: antitrombina (actividad y antígeno)
Aspectos generales
¿Por qué hacer el análisis?
Para estudiar la causa de la formación inadecuada de coágulos en la sangre; para diagnosticar las deficiencias de antitrombina.
¿Cuándo hacer el análisis?
A los dos meses de haber sufrido un episodio trombótico o cuando no se responde adecuadamente al tratamiento anticoagulante con heparina.
¿Qué muestra se requiere?
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa del brazo.
¿Es necesario algún tipo de preparación previa?
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
¿Qué es lo que se analiza?
La antitrombina es una proteína producida por el hígado, que es necesaria para que el mecanismo de la coagulación sanguínea se produzca correctamente. La prueba de la antitrombina mide la actividad (función) y la cantidad (antígeno) de antitrombina circulante y es de utilidad para evaluar si la sangre tiene tendencia a coagular en exceso.
Normalmente, cuando se produce una lesión en un vaso sanguíneo, el organismo pone en marcha un proceso complejo conocido como hemostasia, con la finalidad de formar un coágulo sanguíneo y prevenir cualquier posible pérdida de sangre adicional. Una parte de este proceso supone la activación consecutiva de una serie de proteínas conocidas como factores de la coagulación, en lo que se conoce como cascada de la coagulación. La antitrombina contribuye a regular este proceso inhibiendo la acción de varios factores de la coagulación activados, como por ejemplo la trombina y los factores Xa, IXa y XIa, para limitar el proceso y asegurar que la coagulación se produce de manera adecuada y no excesiva (trombosis).
Cuando existen estados de hipercoagulabilidad sanguínea debidos a una deficiencia de antitrombina, ya sea hereditaria o adquirida, se presenta un mayor riesgo de formar coágulos sanguíneos, especialmente en las venas profundas como las de las piernas, produciéndose una trombosis venosa profunda (TVP). Los déficits de antitrombina de tipo hereditario son raros (aproximadamente 1 de cada 5.000 personas). Si una persona ha heredado un gen defectuoso y el otro normal, entonces el individuo es heterocigoto, los episodios debidos a un proceso inadecuado de la coagulación empiezan sobre los 20 o 30 años de edad. Muy raramente una persona puede heredar los dos genes de la antitrombina defectuosos, y en consecuencia presentará problemas trombóticos graves poco después del nacimiento.
Los déficits adquiridos de antitrombina se pueden presentar a cualquier edad. Se asocian a una serie de situaciones como la enfermedad hepática, trombosis extensa, coagulación intravascular diseminada (CID), pérdida de sangre, cáncer y síndrome nefrótico.
Existen dos tipos de deficiencias de antitrombina. En la de tipo 1, la antitrombina producida funciona normalmente, aunque la cantidad producida es insuficiente. En la de tipo 2, la antitrombina es disfuncional a pesar de que la cantidad producida es normal. Pueden detectarse, diferenciarse y evaluarse estos dos tipos de situaciones mediante el uso de las dos pruebas siguientes para la antitrombina:
- Actividad de antitrombina, que evalúa cómo funciona la antitrombina.
- Antitrombina-antígeno, que mide la cantidad de antitrombina presente.
Preguntas comunes
¿Cómo se utiliza?
El estudio de la antitrombina suele solicitarse, junto con otras pruebas dirigidas a evaluar los estados de hipercoagulabilidad sanguínea y conocer la causa de la aparición de los episodios trombóticos recurrentes. Suelen evaluarse la actividad (función) de la antitrombina y su cantidad (antígeno).
La prueba de actividad se realiza primero y permite evaluar si la antitrombina funciona correctamente. Si la actividad de la antitrombina es baja, se debe medir la cantidad de antitrombina en sangre. Estas dos pruebas permiten diferenciar entre los dos tipos de deficiencias de antitrombina, tipo 1 y tipo 2. Si se detecta un déficit, pueden repetirse ambas pruebas al cabo de un tiempo, para confirmar los resultados obtenidos en el primer estudio.
A veces se solicita un estudio de la antitrombina en las personas que no responden adecuadamente al tratamiento anticoagulante con heparina. La heparina es un fármaco anticoagulante que se administra a las personas que han desarrollado coágulos de sangre o a las que presentan mayor riesgo de formarlos. La heparina puede aumentar de manera significativa la actividad de la antitrombina, inhibiendo la formación de los coágulos de sangre. Debe tenerse en cuenta que las personas con una deficiencia de antitrombina son resistentes al tratamiento con heparina.
¿Cuándo se solicita?
La actividad de antitrombina se solicita junto a otras pruebas (como la proteína C y la proteína S y el anticoagulante lúpico) ante estados de hipercoagulabilidad sanguínea en los que se han presentado episodios trombóticos recurrentes. El estudio de la antitrombina debe realizarse después de que el coágulo formado se haya tratado adecuadamente y resuelto, ya que tanto el coágulo por sí mismo como el tratamiento pueden afectar a los resultados de la prueba.
A veces se solicita un estudio de la antitrombina en las personas que no responden adecuadamente al tratamiento anticoagulante con heparina, cuando se necesita administrar dosis inusualmente elevadas de heparina para alcanzar el nivel de anticoagulación deseado.
¿Qué significa el resultado?
Una disminución de la actividad y del antígeno de la antitrombina sugieren una deficiencia de tipo 1. En este tipo de deficiencia, la actividad está disminuida porque existe menor cantidad de antitrombina disponible para regular la coagulación.
Una actividad de antitrombina disminuida, pero con concentraciones normales de antígeno, son sugestivos de la deficiencia de tipo 2. Esto significa que existe suficiente antitrombina, pero no funciona adecuadamente. En los dos tipos de deficiencias está aumentado el riesgo de formar coágulos de sangre de manera inadecuada.
Cuando el resultado de la actividad de la antitrombina es normal, no suele realizarse la otra parte del estudio (antígeno). En este caso, la antitrombina está funcionando correctamente, sugiriendo que los episodios trombóticos que padece el individuo son debidos a otra causa.
Es posible detectar concentraciones de antitrombina disminuidas de manera transitoria o crónica en situaciones que afecten su producción o su consumo, como por ejemplo:
- Coagulación intravascular diseminada: cuadro agudo caracterizado por un consumo de los factores de la coagulación; en esta situación, el individuo puede sangrar o formar trombos.
- Trombosis venosa profunda: presencia de un coágulo, normalmente en una vena profunda de las extremidades inferiores.
- Enfermedad hepática.
- Síndrome nefrótico.
- Situaciones que cursan con pérdidas de proteínas.
- Tromboembolismo pulmonar.
- Tratamiento con heparina: disminución transitoria de la concentración de antitrombina.
- Durante los primeros días de la vida: la concentración en los bebés es aproximadamente la mitad que en los adultos.
- Tratamiento con estrógenos.
Una concentración elevada de antitrombina no suele constituir ningún problema.
¿Hay algo más que debería saber?
Si un individuo con deficiencia de antitrombina presenta también otros factores de riesgo relacionados con la coagulación, como la deficiencia de proteína C y proteína S, mutación del factor V Leiden, o bien si se utilizan contraceptivos orales, el riesgo de formar coágulos sanguíneos es significativamente mayor.
El déficit de antitrombina puede aumentar el riesgo de tener abortos de repetición.
Es posible que los individuos con deficiencias de antitrombina tengan que someterse a tratamientos anticoagulantes de manera preventiva, previamente a las intervenciones quirúrgicas o a ciertas exploraciones médicas.
Para corregir transitoriamente las deficiencias agudas o crónicas de antitrombina, se dispone actualmente de concentrados de antitrombina y de antitrombina recombinante.
¿Cómo puede conocerse el riesgo de desarrollar un coágulo sanguíneo?
Si se tienen antecedentes personales o familiares de formación recurrente de coágulos (trombosis), el médico solicitará una serie de pruebas para establecer el riesgo de presentar algún estado de hipercoagulabilidad sanguínea. Cuantos más factores de riesgo hereditarios o adquiridos tenga el individuo (mutación del factor V Leiden, deficiencia de proteína C y proteína S), mayor será el riesgo de desarrollar trombos. Este riesgo se incrementa si existen otros factores como la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión, el hábito tabáquico o la toma de anticonceptivos orales. Es importante recordar que, a pesar de conocerse estos factores de riesgo y de estimar estadísticamente el riesgo que se padece, no puede conocerse con certeza si un individuo determinado presentará realmente episodios recurrentes de trombosis.
¿Es necesario informar al dentista o a otros médicos acerca de un déficit de antitrombina?
Sí. Se trata de una información muy importante que los profesionales sanitarios deben conocer, puesto que en el caso de presentar el déficit, puede afectarse la capacidad de coagulación antes o después del procedimiento médico.
¿Se puede modificar la actividad o la cantidad de antitrombina?
Normalmente no. En el caso de que exista un déficit adquirido asociado a un trastorno subyacente, como por ejemplo una enfermedad hepática, el tratamiento adecuado de la causa subyacente atenuará o eliminará el déficit. Es posible que el médico administre antitrombina (como tratamiento) para corregir transitoriamente la deficiencia.
Enlaces
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En otras webs:
Medline: Problemas de coagulación
MayoClinic: Trombosis venosa profunda (TVP)
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Aspectos generales
¿Por qué hacer el análisis?
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