La hipertensión, también conocida como presión arterial alta, consiste en un aumento persistente de la presión sanguínea que pone a prueba al corazón. A largo plazo, puede provocar lesiones en dicho órgano, o bien en otros órganos como los riñones, el cerebro y los ojos.
La hipertensión en España se observa en el 35% de la población total, mientras que en Europa ronda el 40%. En Estados Unidos se considera que el 46% de los adultos son hipertensos. Tanto en los hombres como en las mujeres la prevalencia crece de forma importante conforme aumenta la edad, llegando a un 68% en los mayores de 60 años.
La presión arterial (PA) es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. La PA depende de la fuerza y de la velocidad de contracción del corazón cuando bombea la sangre, y de la resistencia de las arterias a este flujo. La resistencia depende de la elasticidad de los vasos sanguíneos, del diámetro de los mismos y de la cantidad de sangre que fluye por ellos. Cuanto más estrechas sean las arterias y más sangre tenga que bombear a través de ellas, mayor será la PA. Mantener un estilo de vida saludable puede ayudar a retrasar o prevenir la hipertensión.
La presión sanguínea aumenta y disminuye dependiendo del nivel de actividad de la persona, del momento del día y del estrés, tanto físico como emocional. En las personas sanas, este proceso se controla principalmente por el sistema nervioso autónomo (parte del sistema nervioso que controla las acciones involuntarias) y también está regulado por distintas hormonas. Entre ellas se incluyen la angiotensina II (producida por los riñones) que ocasiona un aumento de la resistencia en los vasos sanguíneos, la aldosterona (producida por las glándulas suprarrenales) relacionada con la cantidad de sodio, potasio y fluidos excretados por los riñones, y las catecolaminas (como la adrenalina) que se sintetizan en las glándulas suprarrenales en respuesta al estrés, y hacen que aumente la frecuencia cardíaca y la resistencia de los vasos sanguíneos. Cuando se altera el equilibrio normal de una o varias de estas hormonas puede aparecer la hipertensión.
Cuando se evalúa la PA, se realizan dos medidas de presión, llamadas: sistólica y diastólica. La presión sistólica hace referencia a la fuerza ejercida sobre las paredes de los vasos sanguíneos cuando el corazón se contrae al bombear la sangre. La presión diastólica en cambio es la fuerza presente cuando el corazón se relaja entre los latidos. Ambas se miden en milímetros de mercurio (mmHg), siendo la sistólica la que primero se expresa, seguida de la diastólica. Por ejemplo, una presión sanguínea de 120/80 mmHg corresponde a una presión sistólica de 120 y a una diastólica de 80.
Una única medida de PA no es diagnóstica; se deben realizar diversas medidas en distintos días, y si los resultados son consistentemente elevados, se puede establecer el diagnóstico de hipertensión.
Normalmente, las presiones diastólicas son un reflejo de las sistólicas, pero a medida que aumenta la edad de las personas, la presión diastólica tiende a regularse. Por ello, la forma de hipertensión en la que únicamente está implicada la presión sistólica (conocida como hipertensión sistólica aislada) se vuelve más común. En general, cuanto más tiempo se mantiene la presión elevada, mayor es el potencial que se tiene para producir un daño en el organismo.
Clasificación de la presión arterial
En la tabla siguiente se resume la clasificación para la PA, basadas en las recomendaciones de las guías clínicas del año 2017 y desarrolladas por el American College of Cardiology/ American Heart Association Task Force on Clinical Practice Guidelines. Estas categorías son aplicables a la mayoría de los adultos sanos o sin enfermedad conocida en el momento de realizar la medida, que se obtiene al realizar una media de 2 ó más mediciones obtenidas en 2 ó más ocasiones.
Categoría | mmHg sistólicos (registro más elevado mientras el corazón bombea) | mmHg diastólicos (registro más bajo cuando el corazón está en reposo) | |
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Normal | menor de 130 | y | menor de 85 |
Normal-Elevada | 130 - 139 | o | 85 - 89 |
Hipertensión - grado I | 140 - 159 | o | 90 - 99 |
Hipertensión - grado II | igual o mayor de 160 | o | igual o mayor de 100 |
Aunque las guías clínicas que se han indicado son importantes, no son las únicas guías clínicas existentes y realmente no hay un consenso entre ellas. En el año 2014, los expertos señalaron que el Comité de las Ocho Naciones Unidas (Eighth Joint National Committee, JNC8) propuso una serie diferente de guías clínicas y objetivos de PA, y algunos grupos continúan apoyando estas recomendaciones.
Objetivos de presión arterial
La siguiente tabla indica los nuevos objetivos para la PA en determinados grupos de población.
Categoría | Presión arterial sistólica y diastólica en mmHg |
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Población general (edad ≥ 60 años) | Menor de 150/90 |
Población general (edad ≤ 60 años) | Menor de 140/90 |
Diabéticos | Menor de 140/90 |
Enfermedad renal crónica en no diabéticos | Menor de 140/90 |
Dadas las diferencias entre las distintas guías clínicas, es importante que hables con tu médico acerca de tus objetivos para la PA, y sobre los tratamientos o los cambios en el estilo de vida más adecuados para tu situación particular.