En los pacientes críticos para detectar la presencia de sepsis y el riesgo de desarrollar complicaciones severas que pudieran llevar a un shock séptico, para distinguir entre infecciones bacterianas y no bacterianas y como herramienta para el manejo del tratamiento antibiótico.
Procalcitonina
En los pacientes muy graves que presenten signos y síntomas de una infección sistémica (sepsis), cuando existen síntomas de infección bacteriana y el médico quiere determinar si el tratamiento antibiótico está indicado y también se puede solicitar cada cierto tiempo para el seguimiento de la eficacia del tratamiento antibiótico.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa del brazo.
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
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¿Cómo se utiliza?
Junto con otras pruebas y la exploración física, la procalcitonina puede ser útil para valorar si una persona en estado crítico tiene una sepsis. Se mide en los pacientes que acuden a los servicios de urgencias o entran en las unidades de cuidados intensivos (UCI) con signos y síntomas compatibles con una sepsis.
La prueba de la procalcitonina se puede utilizar con varias finalidades:
- Determinar el riesgo de que un paciente en estado crítico desarrolle una sepsis grave o un shock séptico, o el riesgo de fallecimiento.
- Diferenciar entre las causas bacterianas y no bacterianas de infecciones como la meningitis o la neumonía.
- Detectar la afectación de los riñones (pielonefritis) en niños con una infección del tracto urinario (ITU).
- Detectar la aparición de una infección bacteriana secundaria en un paciente con daño tisular debido a un traumatismo, una cirugía o una infección viral como la neumonía.
- Dirigir el tratamiento antibiótico o vigilar su éxito terapéutico. La prueba puede ser de utilidad para decidir si es necesario el tratamiento antibiótico o interrumpir el tratamiento en los pacientes con infecciones del tracto respiratorio inferior, además de ser útil para modificar el tratamiento en los pacientes con sepsis.
La procalcitonina puede solicitarse junto con otras pruebas como la proteína C reactiva, el lactato, los gases en sangre, los cultivos bacterianos (como el hemocultivo o el urocultivo), el hemograma o el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR).
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¿Cuándo se solicita?
La procalcitonina puede solicitarse, junto con otras pruebas, cuando una persona en estado crítico presenta los signos o síntomas sugerentes de una infección bacteriana grave o una sepsis. Entre los signos y síntomas de la sepsis se incluyen:
- Fiebre, escalofríos, temblores.
- Piel sudorosa o resbaladiza.
- Disconfort o dolor intenso.
- Respiración acelerada, taquicardia.
- Confusión y desorientación.
- Disminución de la emisión de orina.
La prueba se puede realizar cuando el paciente tiene una infección, como la meningitis o la neumonía y no se sabe si la causa es bacteriana. En ocasiones también se solicita cuando un niño tiene signos o síntomas compatibles con una infección del tracto urinario.
A veces, la procalcitonina se puede medir repetidamente para vigilar la eficacia de un tratamiento antimicrobiano y decidir el momento más adecuado para finalizar dicho tratamiento.
Ocasionalmente, también puede solicitarse si existen daños tisulares debidos a traumatismos, cirugía o quemaduras, o cuando el médico teme que un paciente con una infección vírica, como una neumonía, esté desarrollando una infección bacteriana secundaria.
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¿Qué significa el resultado?
El resultado de la prueba de la procalcitonina debe interpretarse en conjunto con los hallazgos de la exploración clínica y con otras pruebas de laboratorio.
Una concentración baja de procalcitonina en un paciente crítico indica que el riesgo de desarrollar sepsis, y de su evolución hacia una sepsis grave o un shock séptico es bajo, aunque no lo excluye.
Esta concentración baja puede indicar que los síntomas del paciente se deben a una causa diferente de la infección bacteriana, como puede ser una infección vírica. También es posible que la infección bacteriana esté localizada y aún no haya progresado a infección sistémica, o también que se trate de una infección sistémica con menos de seis horas de evolución.
Una concentración elevada de procalcitonina indica una elevada probabilidad de sepsis, con un elevado riesgo de progresión a sepsis severa y shock séptico. También se puede observar una concentración elevada de procalcitonina en los pacientes con infecciones localizadas graves, como la meningitis.
Los aumentos moderados de la procalcitonina pueden ser debidos a que existan trastornos no infecciosos o bien a una infección en sus fases iniciales, por lo que se debe valorar con cautela. También pueden aparecer aumentos elevados en los niños con una infección del riñón (pielonefritis).
La disminución de la concentración de la procalcitonina en las personas que tienen una infección bacteriana en tratamiento antibiótico indica una buena respuesta al mismo. Una concentración mantenida o en aumento indica que es necesario continuar con el tratamiento antibiótico.
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¿Hay algo más que debería saber?
Pueden observarse concentraciones muy elevadas de procalcitonina en el caso de que el paciente tenga un cáncer medular de tiroides, pero esta prueba no se utiliza para el diagnóstico o el seguimiento de esta enfermedad.
Actualmente, la procalcitonina no se considera como un sustituto de otras pruebas de laboratorio. Al contrario, proporciona información adicional que puede ser de gran ayuda a la hora de establecer y finalizar un tratamiento antibiótico lo antes posible.
La detección precoz de las infecciones bacterianas sistémicas, incluyendo las neumonías y las meningitis bacterianas, es de crucial importancia, ya que siendo fáciles de tratar, pueden poner en peligro la vida del individuo. No obstante, la utilización inapropiada de los antibióticos cuando la enfermedad no es de origen bacteriano, puede retrasar la implantación del tratamiento adecuado y favorecer el desarrollo de microorganismos resistentes a antibióticos.
La utilidad de la procalcitonina en otros grupos poblacionales distintos de los pacientes críticos hospitalizados en UCI sigue en evaluación. Su utilidad clínica y su abanico de utilización se conocerá mejor y con mayor exactitud a medida que se disponga de más estudios.
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¿Qué personas pueden estar en riesgo de desarrollar sepsis?
La sepsis es más frecuente en los recién nacidos, bebés y ancianos, pero también existe un riesgo aumentado durante el postoperatorio y en las personas con implantes de dispositivos médicos como catéteres, los que tienen enfermedades crónicas como la diabetes o un sistema inmunitario debilitado. Aunque es menos frecuente, incluso los niños y adultos sanos pueden desarrollar sepsis a partir de una infección que progresa sin haber sido detectada y tratada.
¿Qué tipo de infecciones pueden dar lugar a la sepsis?
Las infecciones que dan lugar a una sepsis con mayor frecuencia son las del pulmón (neumonía), tracto urinario, piel y tracto digestivo. Las bacterias que más frecuentemente provocan sepsis son el Staphylococcus aureus, Escherichia coli y algunos Streptococcus.
¿Qué otras pruebas se deben realizar ante la sospecha de una infección bacteriana sistémica o de sepsis?
La procalcitonina puede solicitarse junto con otras pruebas como la proteína C reactiva, el lactato, los gases en sangre, los cultivos bacterianos (como el hemocultivo o el urocultivo), el tiempo de protrombina, el tiempo de tromboplastina parcial, el hemograma o el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR).
Para más información, consultar el artículo: Sepsis.
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