La infección del tracto urinario (ITU) se produce cuando las bacterias u otros microorganismos entran en dicho tracto y comienzan a crecer, produciendo habitualmente signos y síntomas como dolor e inflamación.
El aparato urinario está formado por dos riñones, dos uréteres, la vejiga y la uretra. Los riñones son unos órganos con forma de judía que se localizan en la parte inferior de la espalda, por debajo de la caja torácica y a ambos lados de la columna vertebral. Los riñones filtran en la sangre aquellos residuos que no interesan, y producen orina para eliminar dichos residuos y el exceso de líquido fuera del organismo.
La orina es transportada a través de los uréteres, desde los riñones hasta la vejiga. La vejiga es un órgano muscular hueco donde se almacena la orina durante un período corto de tiempo. La vejiga se adapta al incremento del volumen de la orina, y cuando se llena manda la señal al organismo, que transmite la necesidad de aliviar la presión creada en su interior. En este momento, una válvula muscular (esfínter) localizada en la apertura de la vejiga se abre, y la vejiga se contrae para enviar la orina a través de la uretra hacia el exterior.
En condiciones normales, la orina contiene pocos o ningún microorganismo. La mayoría de las infecciones urinarias se deben a las bacterias que penetran por la uretra, donde se multiplican y avanzan hacia la vejiga. La mayoría de las ITU se localizan en la parte más baja del aparato urinario (uretra o vejiga), causando síntomas muy molestos, como la necesidad urgente de orinar o bien escozor al hacerlo, pero estas infecciones tienen un fácil tratamiento. Sin embargo, si no se trata adecuadamente, la infección puede extenderse hacia los uréteres y los riñones.
La infección de la vejiga es la más frecuente, pero también se pueden infectar otras partes del tracto urinario. En algunas ocasiones, las ITU se clasifican o se denominan en función de la parte del aparato urinario afectada:
- Inflamación y/o infección de la uretra: uretritis.
- Infección de la vejiga: cistitis.
- Infección de uno o ambos riñones: pielonefritis.
La infección renal es más grave que la infección del tracto urinario inferior, porque puede evolucionar y provocar un daño renal permanente. En algunos casos, una infección del tracto urinario puede extenderse hacia la circulación sanguínea (septicemia) pudiendo producir una sepsis, que puede comprometer la vida del individuo. Es más raro que una infección producida en otras partes del organismo pueda infectar a los riñones.
Las infecciones del tracto urinario son frecuentes. Según la American Urological Association (AUA), las ITU causan más de 8,1 millones de visitas médicas al año. Aunque estas infecciones pueden afectar a cualquier persona y a cualquier edad, es más probable que se produzcan en mujeres, y en hombres por encima de los 50 años.
Los niños también pueden tener una ITU, pero es menos frecuente que en los adultos. Según la AUA, un 8% de las niñas y un 2% de los niños la pueden desarrollar. Los niños más pequeños tienen un riesgo aumentado de tener un daño renal, comparado con el riesgo de los niños más mayores y los adultos.
Según el informe nº 30 del Estudio de la Prevalencia de la Infección Nosocomial en España (EPINE-2019), las ITU son la tercera causa (16,02%) de infección relacionada con la asistencia sanitaria (IRAS), después de las infecciones respiratorias y las infecciones quirúrgicas. La incidencia de las ITU varía en función del sexo y la edad. A partir de los 3 meses de vida y hasta los 50-65 años, las mujeres tienen mayor frecuencia de ITU que los hombres. Aproximadamente un 20% de las mismas la padecerá a lo largo de su vida. En España unas 4.000.000 de mujeres con edades entre 20 y 44 años desarrollan al año una cistitis aguda. A partir de los 65 años, la incidencia aumenta por igual en los dos sexos. Habitualmente, en los varones se debe a causas prostáticas.