Para diagnosticar la infección por el virus de la influenza (gripe), sobre todo en los pacientes hospitalizados, inmunodeprimidos o con alto riesgo de complicaciones graves; como ayuda en la toma de decisiones terapéuticas; para determinar si la gripe está extendida en una comunidad.
Pruebas del virus de la gripe
Durante la temporada de gripe, si el médico quiere saber si los síntomas de un individuo se deben a la gripe estacional de tipo A, a la de tipo B o a otras causas; durante los primeros 3 días desde el inicio de los síntomas (fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, irritación de garganta, debilidad, cansancio, tos, congestión nasal o moqueo).
Depende del método utilizado. La muestra se suele recoger mediante un frotis nasofaríngeo, un aspirado nasal o un frotis faríngeo.
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
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¿Cómo se solicita?
Estas pruebas se emplean para diagnosticar una infección por el virus de la gripe que permita tomar decisiones terapéuticas. En ocasiones, también permite documentar la presencia del virus en la comunidad o reconocer los brotes de gripe, especialmente en los entornos como las residencias o los colegios. También permiten identificar el tipo o cepa del virus que está ocasionando la infección.
No es necesario hacer la prueba a todos los casos de gripe antes de recetar los antivirales. Los médicos pueden diagnosticar y tratar la gripe sin una prueba cuando el paciente tiene los signos y síntomas clásicos de la gripe, es la temporada de gripe y el virus está circulando por la comunidad. Si el paciente acude a la consulta más allá de 3-4 días desde el inicio de los síntomas (período en que los antivirales son más efectivos) y no hay evidencia de enfermedad grave o complicaciones, el tratamiento se limitará a permanecer de reposo en casa, ingesta de líquidos y medicamentos para aliviar los síntomas.
No obstante, la infección por el virus de la gripe puede ser mortal. La realización de las pruebas permite un diagnóstico rápido que ayuda a reducir su propagación y hace posible administrar los antivirales que disminuyan la gravedad de los casos detectados. En estos casos es cuando más indicadas están las pruebas del virus de la gripe. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan la realización de las pruebas en las siguientes situaciones:
- Personas hospitalizadas o con enfermedades que confieran mayor riesgo, y sospechosas de tener gripe.
- Casos en los que un diagnóstico de gripe afecte a la toma de decisiones para controlar la propagación del virus a otras personas.
- En pacientes muy graves que fallecieron y se sospecha que la causa de la muerte se debe a la gripe.
Las pruebas también se realizan para monitorizar el tipo (cepa) circulante del virus de la gripe, para identificar nuevas cepas del virus y prevenir las posibles pandemias, para el seguimiento de las resistencias a antivirales y para preparar las vacunas del año siguiente.
Existen distintos tipos de pruebas del virus de la gripe con finalidades diagnósticas. El método seleccionado depende de las circunstancias y del motivo por el que se realiza.
- Pruebas rápidas del virus de la gripe: dependiendo de la metodología que se utilice, pueden realizarse en la consulta o a la cabecera del paciente en menos de 20 minutos, o bien enviarse a un laboratorio que proporcionará los resultados a lo largo del día.
La capacidad de las pruebas rápidas para detectar el virus es variable. Algunas solamente detectan la gripe A, otras detectan A y B pero no las diferencian. También hay algunas capaces de distinguir gripe A y B, e incluso reconocer la cepa de gripe A, como la H1N1.
- Prueba rápida de detección de antígeno: estas pruebas detectan los antígenos virales en las secreciones nasales. Su principal inconveniente es que tiene muchos falsos negativos. Las pruebas rápidas de detección de antígeno suelen detectar el 50-70% de los casos. Por este motivo, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan no retirar el tratamiento en los casos en los que se sospeche gripe aunque sean negativos. En caso de requerirse una prueba de confirmación será necesario recurrir a un cultivo vírico o a pruebas más sensibles. Las pruebas de detección de antígeno también pueden tener algún falso positivo, siendo positivas aunque el paciente no tenga gripe.
- Reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa a tiempo real (RT-PCR) y otras pruebas moleculares: las pruebas moleculares detectan el material genético del virus (ARN) en las muestras respiratorias. Generalmente son más sensibles y específicas que las pruebas de detección de antígeno, por lo que detectan el virus cuando está presente y descartan la enfermedad cuando son negativas. En función de la prueba que se utilice, se identificarán entre el 66% y el 100% de los casos. Algunos de los métodos permiten la detección en una misma muestra de diferentes virus respiratorios, tales como el virus respiratorio sincitial o el rinovirus. Para más información, consultar el artículo Panel de patógenos respiratorios.
- Cultivo viral: en esta prueba, el virus se hace crecer en el laboratorio utilizando un medio de cultivo, posteriormente se identifica como gripe A o B y la cepa correspondiente, o como otro virus respiratorio. La disponibilidad de esta prueba es cada vez menor debido a que la mayoría de los laboratorios utilizan las pruebas moleculares. Los cultivos virales son caros y más difíciles de realizar, además de tardar entre 3-10 días en proporcionar un resultado, por lo que son poco útiles a la hora de tomar decisiones terapéuticas. En ocasiones se utiliza el cultivo para confirmar un resultado positivo o negativo de las pruebas rápidas. El virus de la gripe que se obtiene del cultivo se puede enviar a otros centros para realizar labores de investigación o de vigilancia epidemiológica.
Además, se pueden solicitar pruebas adicionales para descartar otros tipos de infección con síntomas similares a los de la gripe. Entre ellas se incluyen:
- Prueba del virus respiratorio sincitial: este virus suele infectar mayoritariamente a los niños y ancianos.
- Cultivo faringoamigdalar: permite detectar las bacterias como el estreptococo tipo A, causante de la faringoamigdalitis estreptocócica.
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¿Cuándo se solicita?
Las pruebas del virus de la gripe se solicitan principalmente durante la temporada de gripe (finales de otoño a principios de primavera), especialmente en los pacientes hospitalizados, inmunodeprimidos o con un alto riesgo de tener complicaciones graves. Se suelen solicitar en las primeras 72 horas tras el inicio de los síntomas, entre los que se incluyen:
- Dolor de cabeza.
- Fiebre, escalofríos.
- Dolores musculares.
- Debilidad, cansancio.
- Congestión nasal.
- Dolor de garganta.
- Tos.
- Algunas cepas, diarrea y vómitos.
Si todavía no se han documentado casos de gripe en la comunidad, el médico puede solicitar la prueba, para diagnosticar al paciente de gripe y para averiguar si el virus ha comenzado a propagarse por el área geográfica en cuestión.
En ocasiones se puede solicitar la prueba durante los brotes de una enfermedad respiratoria, cuando se sospecha que pueda ser causada por el virus de la gripe.
A veces el estudio se realiza cuando un paciente fallece de una enfermedad respiratoria aguda, para saber si la causa de muerte puede atribuirse a la gripe.
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¿Qué significa el resultado?
Si el resultado es positivo, lo más probable es que el paciente esté infectado por el virus de la gripe A o B, y se puede administrar el tratamiento antiviral para minimizar los síntomas. Sin embargo, esta prueba no permite prever la gravedad de los síntomas ni la posibilidad de que aparezcan complicaciones secundarias a la infección.
Un resultado negativo indica que la causa de los síntomas del paciente es un microorganismo distinto del virus de la gripe, o bien una cepa del virus de la gripe que no se detecta en la prueba utilizada. También es posible que la muestra recogida tuviera una cantidad demasiado pequeña del virus, por lo que no se detecta en la prueba. Esto último puede atribuirse a una incorrecta obtención de la muestra o a que se ha obtenido la muestra en los estadios finales de la infección, en los que la cantidad de virus que llega a las secreciones es menor. También es posible que estén circulando nuevas cepas del virus de la gripe que no puedan detectarse con las pruebas desarrolladas hasta el momento.
Algunas pruebas rápidas son capaces de identificar los subtipos de la gripe A, como el H1N1, y otras pueden identificar otros virus respiratorios, como el VRS.
Los cultivos víricos positivos permiten la identificación del virus responsable de la infección. Si se trata del virus de la gripe, se pueden realizar pruebas adicionales para caracterizar la cepa presente y su susceptibilidad o resistencia a los distintos medicamentos antivirales.
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¿Hay algo más que debería saber?
Con o sin tratamiento, la gripe desaparece en una o dos semanas, aunque la fatiga y la tos pueden durar más. Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes desarrollan complicaciones graves, que suelen aparecer cuando los síntomas de la gripe están remitiendo.
Cualquier persona puede desarrollar estas complicaciones, pero es más frecuente y grave en los niños, ancianos, personas inmunodeprimidas o con enfermedades pulmonares previas. Las complicaciones como la neumonía, la sepsis o la encefalitis pueden ser muy graves y requieren establecer un tratamiento médico inmediato.
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¿Se puede tener gripe a pesar de obtener un resultado negativo en las pruebas?
Sí. Las pruebas de la gripe no son capaces de detectar todos los casos. Las pruebas rápidas de detección de antígeno detectan alrededor del 50-70% de los casos, mientras que las pruebas moleculares detectan el 66-100%, en función del método utilizado. Un resultado negativo indica que la causa de los síntomas del paciente es un microorganismo distinto del virus de la gripe, o bien una cepa del virus de la gripe que no se detecta en la prueba utilizada. También es posible que la muestra recogida tuviera una cantidad demasiado pequeña del virus que no se detecta en la prueba. Además, el paciente puede estar infectado por una cepa nueva del virus que las pruebas aún no puedan detectar de forma fiable.
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¿Qué otras pruebas se pueden solicitar para diagnosticar la causa de un cuadro gripal?
El médico puede solicitar un cultivo faringoamigdalar para descartar una faringitis estreptocócica, un hemocultivo para detectar las infecciones bacterianas en sangre, un análisis del virus respiratorio sincitial (virus que normalmente afecta a los niños pequeños y ancianos) o un cultivo de esputo para buscar la presencia de hongos o bacterias responsables de las infecciones respiratorias. También se puede solicitar un análisis de sangre que incluya las pruebas bioquímicas estándares o un hemograma, para vigilar la función de distintos órganos, como los riñones y pulmones.
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¿Por qué es tan importante combatir la gripe?
La gripe constituye un problema de salud pública a nivel mundial, ya que puede ser mortal y porque cada pocas décadas aparece una cepa de gripe especialmente grave. La peor fue la gripe del año 1918, causante de una pandemia que provocó el fallecimiento de 20 a 50 millones de personas en el mundo.
Otras cepas nuevas del virus A de la gripe son conocidas como H5N1 (gripe aviar), H7N9 y H1N1 (gripe porcina). Algunas de estas cepas han causado epidemias en los seres humanos, y existe preocupación en la comunidad científica respecto a la posibilidad de que puedan causar brotes más extensos y graves en el futuro. Para más información, consultar el artículo sobre Gripe.
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¿Cuándo está recomendada la vacuna de la gripe?
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que todas las personas mayores de 6 meses de edad reciban la vacuna de la gripe todos los años. Esto incluye a los niños pequeños, ancianos, personas ingresadas en residencias, embarazadas y personas con enfermedades como asma, EPOC, enfermedades cardíacas, hepáticas o renales. Para más información, consultar el artículo en la web de los CDC: Datos clave de la vacuna contra la influenza.
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¿Se puede tener gripe después de vacunarse?
La protección que proporciona la vacuna no es efectiva al 100% y por este motivo se puede contraer la gripe incluso a pesar de haberse vacunado. No obstante, en caso de contraer la gripe estando vacunado, ésta suele ser más leve y la recuperación más rápida. Por otra parte, es necesario que transcurran unas semanas para dar tiempo a que la vacuna proporcione protección. Ocasionalmente, circula alguna nueva cepa del virus no incluida en la vacuna, en cuyo caso no se estaría protegido frente a dicha cepa.
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¿Cómo se decide qué cepas son las que se incluyen cada año en la vacuna?
Cada año se diseña una vacuna de la gripe, que contiene virus inactivados, dirigida a entrenar al sistema inmunitario frente a las cepas que se cree que van a ocasionar la enfermedad en la próxima temporada. Los especialistas hacen un seguimiento de los virus de la gripe que circulan por todo el mundo para intentar predecir las cepas que podrían aparecer la siguiente temporada en cada zona geográfica.
A medida que la gripe se propaga por las distintas áreas geográficas del planeta, el virus sufre cambios espontáneos (llamados "deriva antigénica") que le permiten evadir el ataque de los anticuerpos protectores generados en las infecciones y vacunas previas. La intensidad de esta deriva antigénica varía cada año. Una deriva antigénica muy grande se llama variación antigénica y suele resultar en que se produzcan enfermedades más graves, ya que hay más individuos que serán susceptibles al virus.
A veces la cepa del virus presenta una deriva antigénica significativa a lo largo de una misma temporada de gripe, de tal manera que el virus que infecta al paciente será ligeramente diferente al que tenía la vacuna, disminuyendo así la efectividad de la misma. Por otra parte, también puede ser que la cepa dominante resulte ser otra diferente a la prevista contra la que se desarrolló la vacuna.
Normalmente en estos casos la vacuna no evita la gripe pero al menos disminuye la gravedad de la infección. En personas de riesgo (como las que tienen enfermedades cardíacas, pulmonares o renales), los médicos pueden reforzar la protección recetando los tratamientos antivirales como una estrategia de profilaxis antes de que suceda el contagio, para proporcionar protección temporal mientras la gripe se encuentra en la comunidad.







