Para conocer la proporción de la sangre que se corresponde con los hematíes o células de la serie roja, dato útil para detectar, diagnosticar o monitorizar trastornos en los que se afectan los hematíes; como parte de un análisis rutinario, especialmente si el médico sospecha anemia o policitemia.
Hematocrito
Normalmente forma parte del hemograma, que se puede solicitar en cualquier análisis de rutina o ante la sospecha de anemia (hematocrito disminuido) o policitemia (hematocrito aumentado); a intervalos regulares en la monitorización de trastornos que afectan a los hematíes y para evaluar la eficacia del tratamiento.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa; también puede obtenerse por punción del dedo (en niños y adultos) o del talón (en recién nacidos).
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
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¿Cómo se utiliza?
El hematocrito se utiliza para detectar, diagnosticar o monitorizar una serie de trastornos y enfermedades que repercuten sobre la proporción que los eritrocitos representan respecto al volumen sanguíneo. Se evalúa con la hemoglobina, y normalmente formando parte del hemograma. El hemograma puede ser útil para:
- Detectar, diagnosticar y evaluar la gravedad de una anemia (disminución de hematíes, de hemoglobina y del hematocrito) o de una policitemia (aumento de hematíes, de hemoglobina y del hematocrito)
- Monitorizar la respuesta al tratamiento de una anemia o de una policitemia, así como de otros trastornos que repercuten sobre el tiempo de supervivencia de los hematíes
- Tomar decisiones acerca de la necesidad de efectuar una transfusión de sangre u otros tratamientos en anemias graves
- Evaluar una deshidratación
Algunos trastornos alteran la producción de eritrocitos en la médula ósea, y pueden ocasionar aumentos o disminuciones del número de eritrocitos maduros liberados hacia la circulación. En otros casos puede afectarse el tiempo de vida media de los hematíes. Cuando aumenta la destrucción de los hematíes (hemólisis) o si se producen pérdidas de los mismos (sangrados) y/o si la médula ósea no puede producir nuevos eritrocitos a la velocidad a la que el organismo los necesita, entonces el recuento de hematíes y el hematocrito disminuyen, y aparece anemia.
El hematocrito no puede sin embargo indicar la causa subyacente del trastorno. Además del hemograma pueden ser necesarias otras pruebas entre las que se incluyen una extensión de sangre, recuento de reticulocitos, estudio del hierro (hierro sérico, ferritina, transferrina), vitamina B12 y folato, y en algunos casos más graves, una evaluación de la médula ósea.
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¿Cuándo se solicita?
El hematocrito se solicita normalmente como parte de un hemograma cuando una persona presenta signos y síntomasasociados a la producción de hematíes, como anemia o policitemia.
Entre los signos y síntomas propios de una anemia se incluyen:
- Cansancio, debilidad
- Falta de energía
- Desmayos
- Palidez cutánea
- Dificultad para respirar
Entre los signos y síntomas de policitemia se incluyen:
- Trastornos de la vista
- Mareos
- Dolor de cabeza
- Rubor, enrojecimiento
- Aumento del tamaño del bazo
También puede solicitarse el hemograma cuando existen signos o síntomas de deshidratación, como sed extrema, sequedad de la boca o de las membranas mucosas y ausencia de sudoración o de emisión de orina.
El hematocrito puede solicitarse a intervalos regulares cuando existen sangrados, anemias crónicas, policitemia o enfermedades graves para establecer la eficacia del tratamiento instaurado.
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¿Qué significa el resultado?
Normalmente, los hematíes representan entre un 37% y un 49% del volumen sanguíneo.
El resultado del hematocrito se evalúa junto con los resultados del hemograma, como recuento de hematíes, hemoglobina e índice eritrocitarios; también se valora junto al recuento de reticulocitos. Deben tenerse en cuenta la edad, el sexo y la raza ya que los valores de interpretación pueden variar. Por norma general, el hematocrito refleja los resultados del recuento de hematíes y de la hemoglobina.
Algunas causas asociadas a disminución del hematocrito son:
- Destrucción excesiva de hematíes, por ejemplo por una anemia hemolítica debida a un trastorno autoinmune o por defectos propios del hematíe como hemoglobinopatías (anemia falciforme), anomalías de la membrana de los hematíes (esferocitosis hereditaria) o defectos enzimáticos (déficit de G6PDH)
- Disminución de la producción de hemoglobina
- Sangrados gastrointestinales agudos o crónicos (úlceras, pólipos, cáncer de colon); sangrados en otras zonas, como vejiga urinaria, útero (menstruaciones abundantes) o traumatismos severos
- Deficiencias nutricionales, por ejemplo de hierro o de vitamina B12 y folato
- Lesiones de la médula ósea, por ejemplo por exposición a sustancias tóxicas, por radioterapia, quimioterapia, infecciones o fármacos
- Insuficiencia renal - una enfermedad renal grave o la enfermedad renal crónica se asocian a menor producción de eritropoyetina, hormona producida por los riñones y que estimula la producción de eritrocitos en la médula ósea
- Trastornos o enfermedades inflamatorios crónicos
- Trastornos de la médula ósea como anemia aplástica, síndromes mielodisplásicos o cánceres como leucemia, linfoma, mieloma múltiple u otros cánceres que se diseminen hacia médula ósea
Entre las causas de aumento de hematocrito se incluyen:
- Deshidratación - principal causa de aumento del hematocrito. A medida que el volumen de sangre disminuye, el número de hematíes por volumen de sangre aumenta artificialmente; con un aporte líquido adecuado, el hematocrito se normaliza
- Policitemia vera - enfermedad rara en la que el organismo produce inadecuadamente demasiados eritrocitos
- Enfermedades pulmonares - si no se puede respirar adecuadamente, no se inhala oxígeno en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades del organismo; como mecanismo compensador se intenta producir mayor cantidad de hematíes
- Tumor renal productor de eritropoyetina en exceso
- Tabaquismo
- Vivir a elevadas altitudes (se intenta compensar la disminución de oxígeno del aire que se respira)
- Causas genéticas (alteraciones de los sensores de oxígeno, anomalías de la liberación de oxígeno por parte de la hemoglobina)
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¿Hay algo más que debería saber?
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¿Se puede realizar la prueba del hematocrito en casa?
No. Este análisis lo realizan especialistas de laboratorio cualificados. Actualmente, el hematocrito se mide en analizadores especiales aunque también se puede medir directamente centrifugando un tubo capilar lleno de sangre en una centrífuga de hematocrito.
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¿Existe alguna población con mayor riesgo de tener valores anormales de hematocrito?
Las mujeres en edad fértil tienden a tener niveles más bajos de hematocrito debido a las pérdidas de hierro y sangre durante los períodos menstruales; igualmente durante el embarazo los tienen más bajos por un aumento de las necesidades de hierro. Las personas que sufren enfermedades crónicas, como enfermedad renal, cáncer, infección por VIH o con SIDA, infecciones crónicas o enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide) presentan mayor riesgo de que su hematocrito disminuya. También es mayor el riesgo de tener un hematocrito bajo en personas con malnutrición, o en las que siguen dietas pobres en hierro o vitaminas, en las que han sido intervenidas quirúrgicamente o en politraumatismos. Los familiares de individuos con anemia falciforme o talasemia también presentan mayor riesgo de tener valores de hematocrito anormalmente bajos.