Amonio

26/12/2021

También conocido como: NH4, NH3, amoniaco

Nombre sistemático: amonio

Aspectos generales

¿Por qué hacer el análisis?

Para poder detectar si las concentraciones de amonio en sangre están elevadas; podría ser debido a enfermedad hepática grave, insuficiencia renal o a algunos trastornos genéticos poco frecuentes; como ayuda en la investigación de alteraciones en el nivel de conciencia o del comportamiento; para contribuir al diagnóstico de la encefalopatía hepática y del síndrome de Reye.

¿Cuándo hacer el análisis?

Cuando una persona con enfermedad hepática o insuficiencia renal presenta alteraciones de tipo mental o entra en coma; cuando un recién nacido presenta vómitos frecuentes y letargia; cuando al cabo de unos días de una enfermedad vírica, como la gripe o la varicela, un niño tiene vómitos continuados y tendencia inusual a quedarse dormido.

¿Qué muestra se requiere?

La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa.

¿Es necesario algún tipo de preparación previa?

Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.


¿Qué es lo que se analiza?

El amonio es un producto de desecho producido principalmente por las bacterias intestinales durante la digestión de las proteínas. El amonio se acumula en sangre si no se consigue eliminar del organismo de una manera adecuada. Esta prueba mide la cantidad de amonio en la sangre.

El amonio se transporta hacia el hígado, donde es convertido en urea y glutamina. La urea es posteriormente transportada por la sangre hacia los riñones para excretarla por la orina. Si este "ciclo de la urea" no se completa correctamente, el amonio se acumula en la sangre y atraviesa la barrera hematoencefálica, llegando al cerebro.

El amonio es tóxico para el cerebro. Por ejemplo, cuando la función del hígado se ve afectada por trastornos como una cirrosis o una hepatitis, el amonio y otros compuestos procesados normalmente por el hígado pueden acumularse en el cerebro causando una encefalopatía hepática.

La encefalopatía hepática produce alteraciones mentales y neurológicas que conducen a confusión, desorientación, letargo o tendencia a dormirse y eventualmente al coma e incluso la muerte.

Los bebés y los niños con concentraciones elevadas de amonio pueden vomitar con frecuencia, además de mostrarse irritables y cada vez más apáticos o letárgicos. Si no se trata, la situación puede evolucionar hasta causar convulsiones, dificultades respiratorias y finalmente coma.

Se observan alteraciones de las concentraciones de amonio en diversas situaciones:

  • Enfermedad hepática grave: la lesión incapacita al hígado para metabolizar el amonio; pueden observarse aumentos marcados del amonio en personas con enfermedades hepáticas estables, especialmente después de un proceso desencadenante, como un sangrado gastrointestinal o un desequilibrio electrolítico.
  • Disminución del flujo de sangre hacia el hígado: dificulta el transporte del amonio hacia este órgano para que se metabolice.
  • Síndrome de Reye: se trata de un trastorno raro que afecta a la sangre, hígado y cerebro. Se caracteriza por un aumento de la concentración de amonio en sangre y por una disminución brusca de las concentraciones de glucosa, suele afectar a niños, adolescentes y adultos jóvenes. En la mayoría de las ocasiones está desencadenado por una infección de tipo vírico, como la gripe o la varicela. En los niños, el hecho de consumir aspirina aumenta el riesgo de padecer este síndrome.
  • Insuficiencia renal: los riñones son incapaces de eliminar la urea del organismo, produciendo un aumento de las concentraciones de amonio en sangre.
  • Alteraciones del ciclo de la urea hereditarias (son raras): consisten en un déficit o falta total de uno o más enzimas necesarios para convertir el amonio en urea.

Preguntas comunes

¿Cómo se utiliza?

La prueba del amonio se utiliza principalmente para detectar si las concentraciones de amonio en sangre están elevadas. El amonio suele solicitarse junto a otras pruebas como glucosa, electrolitos, perfil renal y perfil hepático, para intentar conocer la causa de un coma o para contribuir al diagnóstico de un síndrome de Reye o de una encefalopatía hepática, que son causados por diversas enfermedades hepáticas.

Algunos médicos utilizan la prueba del amonio para monitorizar la eficacia del tratamiento de la encefalopatía hepática, aunque no existe consenso acerca de la utilidad clínica que aporta esta prueba. Como la encefalopatía hepática puede ser debida a la acumulación de diversas sustancias tóxicas en la sangre y en el cerebro, la concentración de amonio en sangre representa una correlación pobre con el grado de afectación del individuo.

También se puede solicitar la prueba de amonio para ayudar a diagnosticar ciertos trastornos genéticos raros. Por ejemplo, puede usarse para diagnosticar un defecto del ciclo de la urea, para evaluar la gravedad del deterioro del ciclo de la urea en esta enfermedad y también para monitorizar el tratamiento.

¿Cuándo se solicita?

Se puede solicitar una prueba de amonio cuando se experimentan signos y síntomas asociados a  una concentración elevada de amonio como:

  • Alteraciones mentales, desorientación.
  • Somnolencia.
  • Alteración de la  conciencia.
  • Coma.

Estos síntomas pueden ocurrir con o sin enfermedad hepática o renal. En las personas con enfermedad hepática estable, puede solicitarse el amonio junto con otras pruebas de función hepática si se produce un empeoramiento súbito.

En un recién nacido (o a los pocos días del nacimiento) el amonio se solicita si se presentan síntomas como:

  • Irritabilidad.
  • Vómitos.
  • Letargia.
  • Convulsiones.

También puede solicitarse cuando un niño presenta estos mismos síntomas aproximadamente una semana después de haber padecido una enfermedad vírica, como una gripe o una varicela, o cuando el médico sospeche que pueda existir un síndrome de Reye.

¿Qué significa el resultado?

Los aumentos significativos de las concentraciones de amonio en la sangre indican que el organismo no es capaz de metabolizar y eliminar correctamente el amonio; pueden indicar que dichos aumentos sean la causa de los signos y síntomas observados.

Tanto en niños como en adultos, un aumento del amonio puede indicar que las alteraciones renales o hepáticas graves han repercutido en la capacidad de eliminación de amonio del organismo, y en consecuencia el cerebro puede verse afectado. A menudo existe una enfermedad (aguda o crónica) que actúa como factor desencadenante, de manera que el individuo no puede eliminar el exceso de amonio que va acumulando.

En los niños, las concentraciones muy altas de amonio en sangre se asocian a déficits hereditarios enzimáticos del ciclo de la urea, aunque también pueden observarse en la enfermedad hemolítica del recién nacido. Es relativamente común que existan aumentos moderados y transitorios del amonio en el recién nacido; a esta edad las concentraciones pueden fluctuar sin causar síntomas aparentes.

Los aumentos del amonio con disminuciones de la glucosa, junto con concentraciones elevadas de ciertos enzimas hepáticos, pueden indicar la presencia de un síndrome de Reye en niños y adolescentes sintomáticos; un aumento de la concentración en sangre puede también indicar un trastorno en el ciclo de la urea no diagnosticado previamente.

Una concentración de amonio en sangre normal indica que los signos y síntomas observados son debidos a otra causa distinta. El hecho de hallar concentraciones normales de amonio en sangre no descarta la encefalopatía hepática. Esto se debe a que existen otros productos de desecho que también pueden ocasionar alteraciones mentales y del nivel de conciencia, y a que las concentraciones de amonio en el cerebro pueden ser muy superiores a las que se detectan en sangre, de tal manera que es muy difícil establecer una correlación entre los síntomas que se presentan y las concentraciones de amonio en sangre.

En algunos tipos de hipertensión, como en la hipertensión esencial (hipertensión arterial de causa desconocida) y en la hipertensión maligna (aumento muy importante y brusco de la presión arterial sanguínea), las concentraciones de amonio pueden estar disminuidas.

¿Hay algo más que debería saber?

Pueden observarse concentraciones de amonio elevadas en las siguientes situaciones:

  • Sangrados gastrointestinales: se hemolizan las células sanguíneas en los intestinos, liberándose proteínas.
  • Ejercicio muscular: los músculos producen amonio cuando se contraen.
  • Empleo de un torniquete: las concentraciones de amonio pueden ser superiores si al obtener la muestra de sangre se ha utilizado un torniquete.
  • Ingesta alta de proteínas: una dieta alta en proteínas puede desencadenar la acumulación de amonio en algunos pacientes.
  • Prematuridad: en casos raros, se pueden observar concentraciones muy altas de amonio en bebés prematuros con dificultad respiratoria.
  • Toma de ciertos fármacos y drogas: alcohol, barbitúricos, diuréticos, ácido valproico y narcóticos.
  • En fumadores.

Pueden observarse concentraciones bajas de amonio si se están tomando ciertos antibióticos, como la neomicina y el metronidazol.

El amonio, aunque no es lo habitual, se puede medir también en sangre arterial, aunque es mucho menos común que medirlo en sangre venosa. A pesar de que algunos médicos piensan que el amonio medido en sangre arterial proporciona más información que el medido en sangre venosa, no existe consenso acerca de esta opinión.

¿Se utiliza la medida de amonio para detectar y/o monitorizar una intoxicación por amoníaco?

Normalmente no. La mayoría de las veces, el amonio actúa localmente, produciendo quemaduras o irritaciones según la zona con la cual haya entrado en contacto; según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) no suele actuar como un veneno sistémico.

El amonio comercial concentrado, ya sea en forma líquida o en vapor, causa quemaduras más intensas y graves que el amonio de uso doméstico (es más diluido), aunque ambos pueden ser nocivos para los ojos, la piel, el tracto respiratorio, y en el caso de ingerirse, para la boca, garganta y el estómago.

¿Es posible que vuelvan a aumentar las concentraciones de amonio a pesar de que ya se hubieran normalizado?

Depende de la causa que originó su aumento inicial. Si se trata de un trastorno transitorio, seguramente las concentraciones de amonio se mantendrán normales. Si se padece una enfermedad crónica, es posible que en algún otro momento vuelvan a aumentar, y será necesario establecer nuevamente una monitorización.

Enlaces

Pruebas relacionadas:

Aspartato aminotransferasa (AST)

Alanina aminotransferasa (ALT)

Electrolitos

Fosfatasa alcalina

Glucosa

Perfil renal

Perfil hepático

Urea

Monitorización continua de glucosa

Estados fisiológicos y enfermedades:

Enfermedad hepática

Enfermedad renal

Gripe

En otras webs:

KidsHealth: Síndrome de Reye

Medline: Encefalopatía hepática

MayoClinic: Síndrome de Reye

National Organization for Rare Disorders (NORD): Urea Cycle Disorders

National Organization for Rare Disorders (NORD): Hepatic Encephalopathy

Genetic and Rare Diseases Information Center (GARD): Disorder of urea cycle metabolism and ammonia detoxification

National Institute of Neurological Diseases and Stroke (NIH): Hypoxic Ischemic Encephalopathy


También conocido como:
HSV-1, HSV-2, HHV1, HHV2, VHS, herpes oral, herpes labial, herpes genital
Nombre sistemático: virus del herpes simple tipo 1 y tipo 2

Aspectos generales
¿Por qué hacer el análisis?
Para hacer un cribado o un diagnóstico de la infección por el virus del herpes simple (VHS).                  

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