Para diagnosticar y realizar el seguimiento de trastornos que afecten la función renal; suele solicitarse como parte de un cribado general o en personas con riesgo de desarrollar enfermedad renal; también en la monitorización de la enfermedad renal.
Perfil renal
Cuando existen signos y síntomas sugerentes de una afectación de la función de los riñones; cuando se sigue tratamiento por tener una enfermedad renal; cuando se tiene factores de riesgo para desarrollar enfermedad renal como hipertensión o diabetes.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa.
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial. Es posible que se le indique de guardar un ayuno de 8 - 12 horas.
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¿Cómo se utiliza?
El perfil renal puede utilizarse para evaluar la función renal y poder diagnosticar trastornos diversos; es útil para detectar qué personas pueden presentar un mayor riesgo de desarrollar enfermedad renal o para monitorizar a las que ya la han desarrollado.
Las pruebas que integran el perfil renal pueden variar en función del laboratorio, aunque se suele incluir las siguientes:
- Electrolitos - sodio, potasio, cloruro, bicarbonato (CO2)
- Calcio
- Fósforo
- Albúmina
- Urea
- Creatinina
- Glucosa
También suelen establecerse cálculos a partir de los resultados de estas pruebas:
- Cociente urea/creatinina en sangre
- Tasa estimada de filtrado glomerular (TEFG)
- Anión gap
Además, en la evaluación de la función renal, se suelen incluir otras pruebas de laboratorio como urianálisis, proteínas en orinay aclaramiento de creatinina. En personas con diabetes o con hipertensión arterial se solicita la albúmina en orina; esta prueba también permite detectar la existencia de enfermedad renal ya en sus fases más iniciales. En muestras de orina aleatoria, al determinar albúmina y creatinina se calcula el cociente albúmina/creatinina, ya que proporciona una información más exacta de la cantidad de albúmina que se pierde por orina.
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¿Cuándo se solicita?
El perfil renal se puede solicitar cuando existen factores de riesgo de disfunción renal como hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular, obesidad, aumento de los niveles del colesterol o antecedentes familiares de enfermedad renal.
El médico puede solicitar el perfil si observa signos en un individuo, o éste refiere síntomas sugerentes de enfermedad renal, a pesar de que al inicio de la enfermedad no suele ser habitual que exista ninguna manifestación clínica. En las fases iniciales de la enfermedad, ésta se puede detectar realizando análisis de sangre o de orina. Entre los signos y síntomas que pueden observarse se incluyen:
- Hinchazón, especialmente alrededor de los ojos o en la cara, muñecas, abdomen, muslos o tobillos
- Emisión de orina espumosa, sanguinolenta o con color de café
- Disminución de la cantidad de orina emitida
- Problemas al orinar, como sensación de quemazón o aparición de secreciones, o bien cambio del ritmo o frecuencia habitual con la que se orina, especialmente por la noche
- Dolor en la zona media de la espalda, por debajo de las costillas, donde se localizan los riñones
El perfil renal se solicita también en la monitorización de una enfermedad renal para valorar la eficacia del tratamiento.
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¿Qué significa el resultado?
Los resultados del perfil renal no son diagnósticos pero sí son indicativos de la existencia de algún problema renal y para determinar su causa deben realizarse estudios adicionales. Los resultados de las pruebas se consideran en su conjunto y no individualmente. Cada una de las pruebas evaluadas puede verse alterada por alguna otra situación. Sin embargo, si se consideran los resultados junto con los signos y síntomas y la existencia o no de factores de riesgo, el médico puede saber si realmente existe enfermedad renal.
En la tabla siguiente se resumen posibles interpretaciones a los resultados de las distintas pruebas incluidas en un perfil renal:
Prueba Asociación con trastorno o enfermedad renal Electrolitos: sodio, potasio, cloruro, bicarbonato En la enfermedad renal, los niveles sanguíneos de electrolitos pueden variar en función de la causa de la misma; los niveles de algunos electrolitos pueden aumentar mientras que los de otros pueden disminuir. Normalmente, una disfunción o enfermedad renal ocasiona un desequilibrio electrolítico. Si los electrolitos pierden el equilibrio que normalmente mantienen en el organismo, puede afectarse el pH sanguíneo y el volumen de fluidos del organismo. Si la función renal empeora, puede desarrollarse una acidosismetabólica. Fósforo El aumento de sus niveles se asocia a enfermedad renal. Calcio En la insuficiencia renal pueden disminuir sus niveles en sangre. Albúmina Una baja concentración en sangre puede indicar que los riñones no pueden evitar su pérdida por la orina. Urea Aumentos de sus concentraciones son sugerentes de disfunción renal por enfermedad renal aguda o crónica, por una lesión o daño renal, por una insuficiencia renal o por cualquier situación que disminuya el aporte de sangre hacia los riñones, como insuficiencia cardíaca congestiva o deshidratación; si existe una obstrucción al flujo de la orina, por ejemplo por afectación prostática o por cálculos (piedras) renales, también pueden aumentar sus niveles en sangre. Creatinina Un aumento de su concentración indica alteración de la función renal, por las situaciones expuestas anteriormente con la urea. Glucosa Un aumento de su concentración en sangre es indicativo de diabetes, que es una causa común de enfermedad renal. Cociente urea/creatinina Un aumento del cociente puede ser indicativo de una disminución del flujo de sangre hacia los riñones; cocientes disminuidos van más a favor de que se trate de una enfermedad hepática. TEFG Calculada a partir de la concentración de creatinina en sangre; un resultado inferior a 60 mL/min sugiere enfermedad renal; una TEFG inferior a 15 mL/min indica fallo renal (refiérase a este enlace). Anión gap Un resultado elevado puede indicar un exceso de ácido (acidosis) en sangre asociado a enfermedad renal; sin embargo, existen otras causas de acidosis. -
¿Hay algo más que debería saber?
En caso de que el médico sospeche una enfermedad renal, es muy posible que solicite pruebas adicionales como estudios de imagen del riñón o incluso la toma de una biopsia renal. Si desea más información refiérase a Enfermedad renal.
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¿Se solicitan siempre todas estas pruebas en forma de perfil?
No. Cada una de estas pruebas puede solicitarse individualmente o combinada con otras, en función de la finalidad del estudio. Los electrolitos (sodio, potasio, cloruro, bicarbonato) pueden solicitarse como perfil electrolítico sencillamente en un análisis rutinario o cuando se pretende detectar algún problema relacionado con el equilibrio ácido-base o con el estado de los fluidos en el organismo (por ejemplo, en una enfermedad cardíaca). La glucosa también se solicita para detectar, diagnosticar o monitorizar una diabetes.
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¿Qué otras pruebas son útiles para evaluar la función renal?
Para el cribado de la enfermedad renal, la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), la National Kidney Foundation (NKF) y el National Kidney Disease Education Program (NKDEP) recomiendan, además de la medida de la presión arterial, otras dos pruebas: proteínas en orina (medida de proteínas en orina, de albúmina en orina o realización de un urianálisis) y la estimación de la tasa de filtrado glomerular (TEFG). Si se cree que existe un problema estructural, se recurre a pruebas de imagen. A veces es necesaria una biopsia renal. Si desea más información refiérase a Enfermedad renal.
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¿Se puede tener una enfermedad renal a pesar de no sentirse enfermo?
Sí. La enfermedad renal no suele generar signos ni síntomas hasta que no alcanza una fase bastante avanzada. Por este motivo se considera de especial importancia, especialmente si se tiene factores de riesgo que predispongan al desarrollo de enfermedad renal, someterse regularmente a controles para detectar cualquer posible afectación renal y así corregirla cuanto antes mejor.
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¿Existen otras causas de alteración de estas pruebas sin que por ello exista una enfermedad renal?
Sí. Estas pruebas son útiles en distintos contextos y presentan múltiples aplicaciones. La alteración de alguna de estas pruebas puede indicar la existencia de un problema en otro órgano o sistema del organismo. El médico interpreta los resultados teniendo en cuenta el contexto clínico, los signos y síntomas presentes, los antecedentes personales y familiares, la exploración física y los resultados de todas las otras pruebas realizadas.