Para conocer la concentración de hierro en el organismo y para el diagnóstico de una deficiencia o sobrecarga de hierro.
Para conocer la concentración de hierro en el organismo y para el diagnóstico de una deficiencia o sobrecarga de hierro.
Cuando se tiene una concentración baja de hemoglobina o de hematocrito detectada en el hemograma, o cuando el médico crea que puede existir un déficit o un exceso (sobrecarga) de hierro.
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa.
Es posible que sea necesario realizar la extracción a primera hora de la mañana tras un mínimo de 12 horas en ayunas, en las que solo se permite beber agua.
Las pruebas del metabolismo férrico proporcionan información sobre la cantidad de hierro circulante en la sangre, la capacidad de la sangre para transportar el hierro, y la cantidad de hierro almacenado en los tejidos.
Generalmente estas pruebas se solicitan de manera conjunta, y los cambios en cada una de ellas pueden ayudar al médico a determinar si una persona presenta un déficit o un exceso de hierro en el organismo.
Las pruebas del metabolismo férrico se solicitan cuando en el hemograma se observa que la hemoglobina y el hematocrito están bajos, y los hematíes son de pequeño volumen (microcitosis) y más pálidos de lo normal (hipocromía); esto nos podría sugerir la existencia de una anemia ferropénica, aunque no exista todavía ninguna sintomatología.
Estas determinaciones también se realizan cuando el paciente desarrolla signos y síntomas de deficiencia de hierro como:
También se solicitan cuando se sospecha una sobrecarga de hierro. Los signos y síntomas de la sobrecarga de hierro varían de una persona a otra y suelen empeorar con el tiempo. Estos síntomas se deben al acúmulo de hierro en la sangre y los tejidos. Pueden incluir:
Si se piensa que un niño ha ingerido comprimidos de hierro, se solicita el hierro sérico para detectar si realmente ha sido así y establecer la gravedad de la intoxicación.
En la siguiente tabla se explican algunos de los cambios observados en los distintos trastornos del metabolismo del hierro.
Trastorno |
Transferrina / Capacidad total de transporte de hierro (TIBC) |
Capacidad libre de transporte de hierro (UIBC) |
% Saturación Transferrina |
||
Déficit de hierro |
Disminuido |
Aumentada |
Aumentada |
Disminuida |
Disminuida |
Aumentado |
Disminuida |
Disminuida |
Aumentada |
Aumentada |
|
Disminuido |
Normal / Disminuida |
Disminuida / Normal |
Disminuida / Normal |
Normal / Aumentada |
|
Aumentado |
Normal / Disminuida |
Disminuida / Normal |
Aumentada |
Aumentada |
|
Normal / Aumentado |
Normal / Disminuida |
Disminuida / Normal |
Aumentada |
Aumentada |
|
Intoxicación por hierro |
Aumentado |
Normal |
Disminuida |
Aumentada |
Normal |
Deficiencia de hierro
Las fases más precoces de la deficiencia de hierro consisten en la desaparición progresiva de las reservas de hierro. Esto significa que sigue habiendo suficiente hierro para fabricar hematíes, pero las reservas no se están rellenando. El hierro sérico puede ser normal en esta fase, pero la ferritina estará baja.
Si la deficiencia se mantiene en el tiempo, todo el hierro almacenado se ha gastado y el cuerpo intenta compensar la falta de hierro aumentando la transferrina, que es la encargada de transportar el hierro. El hierro sérico disminuye y la transferrina, la capacidad total y capacidad libre de transporte del hierro aumentan, disminuyendo también la saturación de la transferrina. A medida que evoluciona la deficiencia, se producen menos hematíes y son más pequeños, resultando finalmente en una anemia ferropénica.
Sobrecarga de hierro
Si el hierro sérico y la saturación de la transferrina aumentan, la TIBC, UIBC y ferritina son normales y existen antecedentes compatibles con una sobrecarga de hierro, es probable que exista una intoxicación por hierro. Esta intoxicación aparece cuando se ingiere una gran cantidad de hierro en un período corto de tiempo. En los niños, la intoxicación por hierro casi siempre es aguda, y se da cuando los niños ingieren los suplementos de hierro de sus padres. En algunos casos, la intoxicación aguda puede llegar a ser mortal.
Ante una mutación en el gen HFE se establece el diagnóstico de hemocromatosis hereditaria. Sin embargo, muchas personas con hemocromatosis no tendrán síntomas en toda su vida, otras desarrollarán dolor articular, dolor abdominal y debilidad alrededor de los 30-40 años. Los hombres suelen tener más síntomas que las mujeres en edad fértil, porque éstas pierden sangre durante la menstruación.
La sobrecarga de hierro también aparece en los pacientes con hemosiderosis y en las personas que han recibido múltiples transfusiones de sangre (anemia falciforme, talasemia major y otras anemias que se tratan con transfusiones). El hierro de cada unidad transfundida se almacena en el cuerpo y se va depositando progresivamente en los tejidos. Algunas personas con alcoholismo y enfermedad hepática crónica también pueden desarrollar una sobrecarga de hierro.
El consumo de alimentos ricos en hierro o la toma de comprimidos de hierro pueden alterar los resultados de la prueba, de la misma manera que pueden verse alterados por una transfusión de sangre, si ésta ha sido reciente.
Una concentración normal de hierro en sangre se mantiene mediante un equilibrio entre la cantidad ingerida y las pérdidas. Normalmente se pierde muy poca cantidad de hierro al día, por lo que si no se ingiere suficiente hierro para recuperarla, aparecerá la deficiencia de hierro. Una persona sana que lleve una dieta equilibrada estará ingiriendo suficiente hierro para prevenir la deficiencia de hierro y la anemia ferropénica.
Existen ciertas situaciones en las que aumentan las necesidades de hierro del organismo. Las personas con pérdidas crónicas de sangre, ya sea por vía digestiva (generalmente debido a úlceras o tumores como el cáncer de colon) o por una menstruación abundante, perderán más hierro diario de lo normal y podrían desarrollar una deficiencia. Esto también ocurre en las mujeres embarazadas o durante la lactancia, debido a que le transmiten el hierro al bebé. Los niños, especialmente en los momentos de crecimiento más rápido, pueden necesitar más cantidad de hierro y desarrollar una deficiencia. Ciertas enfermedades malabsortivas, como la enfermedad celíaca, también pueden producir una deficiencia de hierro.
Una concentración baja de hierro en la sangre también puede aparecer en los casos en que el organismo es incapaz de extraer el hierro almacenado. En ciertas enfermedades que conllevan una inflamación crónica, como el cáncer, las enfermedades autoinmunes o las infecciones crónicas (incluido el SIDA), el cuerpo es incapaz de utilizar el hierro para fabricar nuevos glóbulos rojos. En estas condiciones, la transferrina disminuye y el hierro sérico es bajo porque ni se está absorbiendo en el intestino ni se puede movilizar desde las reservas, por lo que la ferritina estará aumentada.
Un déficit de hierro significa que existe una disminución de las reservas de hierro del organismo, mientras que la anemia por déficit de hierro (ferropénica) ya indica que el recuento de hematíes, la cantidad de hemoglobina y el hematocrito han disminuido por existir unas reservas de hierro reducidas (existen muchas otras causas de anemia). Normalmente son necesarias varias semanas desde que se empiezan a reducir las reservas de hierro hasta que la concentración de hemoglobina y la producción de hematíes disminuyen y aparece la anemia. Al principio, en un déficit de hierro existen muy pocos síntomas, pero si la situación evoluciona, la hemoglobina y el recuento de hematíes disminuirán, apareciendo también los síntomas como debilidad, palidez y fatiga.
A medida que evoluciona el déficit de hierro, también pueden aparecer mareos y sensación de falta de aire. Si la anemia por falta de hierro es grave, también puede existir dificultad para respirar, dolor torácico y dolores en las piernas. En los niños pueden existir dificultades para el aprendizaje. Además de los síntomas propios de la anemia, existen otros signos y síntomas característicos de un déficit de hierro, entre los que se incluyen: pica (apetencia por sustancias concretas como el hielo, el regaliz, la harina, la tiza, tierra o barro), sensación de quemazón en la lengua, pérdida del relieve normal de la lengua, llagas en las comisuras bucales y las uñas de manos y pies en forma de cuchara.
Existen numerosas pruebas que pueden ser de ayuda para reconocer los problemas relacionados con el estado del hierro.
Existen diferentes condiciones que pueden causar la anemia, además del déficit de hierro. Algunos ejemplos son el déficit de vitamina B12 o de folato, el cáncer (leucemias, linfomas, síndromes mielodisplásicos), infección e inflamación crónica y trastornos genéticos como la anemia falciforme y la talasemia. Sin embargo, el déficit de hierro es la causa más común y por ello las pruebas relacionadas con el hierro se realizan con mucha frecuencia. Si las pruebas relacionadas con el hierro descartan un déficit de hierro, se debe buscar otra causa de la anemia. Para más información, consultar el artículo sobre Anemia.
El hierro hemínico es el más fácil de absorber por el organismo y se encuentra en la carne y los huevos. Otras fuentes de hierro no hemínico son los vegetales de hoja verde (espinacas, berza, kale), el germen de trigo, el pan y los cereales integrales, las pasas y la melaza. Es posible que las personas diagnosticadas de una anemia por déficit de hierro y las mujeres embarazadas o en período de lactancia necesiten tomar suplementos de hierro. Conviene consultar con el médico acerca del mejor suplemento en cada caso.
Los suplementos de hierro son especialmente útiles en las mujeres embarazadas y en las personas diagnosticadas de deficiencia de hierro. Por norma general, nadie debería tomar suplementos de hierro sin consultarlo previamente con el médico, ya que un aporte excesivo puede causar una sobrecarga crónica de hierro. Pueden darse intoxicaciones por sobredosis de comprimidos con hierro, especialmente en los niños.