También conocido como: accidente vascular cerebral, ACV, ictus
¿En qué consiste?
Un accidente cerebrovascular (ACV), también llamado accidente vascular cerebral o ictus, ocurre cuando se interrumpe el aporte de sangre al cerebro, ya sea por una obstrucción o por una disminución del flujo sanguíneo. En consecuencia, se altera alguna función del organismo, concretamente la que está controlada por el área cerebral afectada. Si alguna parte del organismo, incluso el cerebro, se queda sin aporte de sangre y oxígeno, las células se lesionarán, pudiendo llegar a morir. Aunque algunas de estas lesiones son reversibles, la muerte de las células cerebrales es permanente, y generalmente dejan una incapacidad de por vida.
Los accidentes cerebrovasculares constituyen una de las principales causas de muerte en la población o de pérdida de la calidad de vida. Se estima que cerca del 60% de las muertes por ACV se da en mujeres. Hasta un 25% de los que sobreviven a un ACV presentará un nuevo ACV en un plazo de 5 años.
Existen dos grandes tipos de ACV:
- Isquémico: causado por una obstrucción de las arterias que aportan sangre al cerebro; representa un 87% de los ACV. Se puede producir por la formación de un coágulo en una arteria estrecha (ACV trombótico) o por la rotura y desprendimiento de un coágulo de otro vaso sanguíneo del organismo que circula hasta el cerebro (ACV embólico).
- Hemorrágico: puede estar causado por la ruptura de un vaso sanguíneo, originando un sangrado en el cerebro o alrededor del mismo. Puede tener un origen interno, debido a un aneurisma, o un origen externo, debido a un traumatismo craneal. Generalmente, los aneurismas se deben a defectos congénitos o a hipertensión arterial. Los ACV hemorrágicos son los más graves, y a menudo pueden llegar a ser mortales.
Acerca del accidente cerebrovascular
Factores de riesgo
Existen muchos factores de riesgo asociados al desarrollo de un accidente cerebrovascular (ACV). Entre algunos de ellos, se incluyen:
- Hipertensión arterial.
- Enfermedad coronaria y otras enfermedades del corazón, como la fibrilación auricular.
- Diabetes mellitus.
- Concentraciones altas de colesterol.
- Edad: el riesgo de sufrir un ACV se duplica por cada década más allá de los 55 años de edad.
- Antecedentes familiares de ACV.
- Raza: las personas afroamericanas presentan un mayor riesgo de muerte por ACV que las personas de raza caucásica, debido a la mayor prevalencia de hipertensión arterial, diabetes y obesidad.
- Sexo: los varones presentan más ACV que las mujeres, a pesar de que mueren más mujeres que varones por un ACV.
Otros factores de riesgo adicionales
- Anemia de células falciformes.
- Síndrome antifosfolipído.
- Estilo de vida no saludable: consumo de cocaína y de otras drogas de abuso, tabaquismo, dieta rica en grasas saturadas, grasas trans y colesterol, y también la ausencia de ejercicio físico.
Síntomas
La mayoría de los ACV están precedidos por uno o más mini-ACV, conocidos como accidentes isquémicos transitorios (AIT), que deberían alertar al individuo para someterse a un reconocimiento médico inmediato. A diferencia de lo que sucede con los ACV, los síntomas de un AIT suelen remitir espontáneamente en unas horas. Los cinco signos y síntomas más frecuentes de un AIT son:
- Percepción de entumecimiento repentino, debilidad o parálisis en la cara, un brazo o una pierna, normalmente en uno de los lados del cuerpo.
- Problemas repentinos del habla o del lenguaje, o de la capacidad de comprensión.
- Instauración de manera repentina de mareos, pérdida del equilibrio, trastornos de la coordinación de los movimientos y dificultades para caminar.
- Visión borrosa o pérdida de visión de comienzo súbito, en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza repentino e inexplicable.
Pruebas relacionadas
Actualmente, el diagnóstico de un accidente cerebrovascular o ictus se basa principalmente en pruebas que no son de laboratorio, entre las que se incluye una exploración física y neurológica, además de pruebas diagnósticas de imagen. Los investigadores siguen buscando pruebas de laboratorio que sean biomarcadores válidos de un ACV y que puedan utilizarse en el cribado, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las personas afectadas.
Entre los biomarcadores que parecen útiles para establecer el riesgo de ACV se incluye la Lp-PLA2, los neuroreceptores del N-metil-D-aspartato (NMDAR), y los péptidos natriuréticos (BNP y NT-proBNP), mientras que entre los candidatos para establecer un diagnóstico de ACV se incluirían los anticuerpos frente a NR2A/2B y las metaloproteinasas (MMPs). Seguramente, de cara al diagnóstico o al establecimiento del riesgo, podría ser más efectiva una combinación de biomarcadores que la utilización aislada de algunos de ellos. Sin embargo, estas pruebas todavía no se utilizan con esta finalidad y su uso está de momento restringido al ámbito de la investigación.
A menudo, ante la sospecha o ante un diagnóstico de un ACV, se solicitan otras pruebas de laboratorio, ya sea para confirmar su presencia, o para descartarla. Entre ellas se incluyen:
- Hemograma.
- Tiempo de protrombina (TP) y ratio internacional normalizada (INR).
- Tiempo de tromboplastina parcial (TTP).
- Glucosa.
- Electrolitos.
- Colesterol total, colesterol HDL y colesterol LDL.
Menos frecuentemente, o en algunas situaciones concretas, está indicado solicitar:
- Anticuerpos antinucleares (ANA).
- Anticuerpos antifosfolípidos.
- Anticuerpos anticardiolipina.
- Anticoagulante lúpico.
- Hemocultivo.
- Troponina.
- Creatina quinasa (CK).
- Antitrombina.
- Proteína C y proteína S.
- Factor V Leiden.
- Velocidad de sedimentación globular (VSG).
- Electroforesis de hemoglobina.
- Homocisteína.
- Pruebas de detección de sífilis (MEIA, VDRL, FTA, otras).
- Cribado toxicológico (suero u orina).
Entre las pruebas que no son de laboratorio y que se emplean para evaluar cualquier posible lesión se incluyen la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética cerebral, así como pruebas de actividad eléctrica y de flujo sanguíneo cerebrales.
Tratamiento
Se pueden tomar algunas medidas para prevenir un accidente cerebrovascular (ACV) y se dispone de algunos fármacos que se pueden administrar en el caso de que se diagnostique un ACV.
- Las medidas de prevención: implican la identificación de factores de riesgo como hipertensión, fibrilación auricular y diabetes; una vez identificadas, estas situaciones pueden tratarse. Se pueden administrar anticoagulantes orales y agentes antiagregantes de las plaquetas, en el caso de que exista riesgo o ya se haya padecido un ACV previo. Algunas medidas contemplan la eliminación de posibles coágulos de las arterias.
- Si una persona tiene un ACV, es necesario actuar inmediatamente: puede administrarse un fármaco conocido como activador tisular del plasminógeno (tPA) en los ACV isquémicos de menos de tres horas de evolución, reduciendo la posibilidad de que queden secuelas.
- También pueden recomendarse intervenciones quirúrgicas: para prevenir la rotura de aneurismas cerebrales en personas con ACV previos de tipo hemorrágico, o para corregir otras malformaciones vasculares.
- La rehabilitación: puede ser muy útil en personas con secuelas posteriores a un ACV, como debilidad o parálisis de alguna parte del organismo, o con problemas del habla o de la memoria
Es muy importante que cualquier persona con síntomas sugestivos de un ACV o de un AIT acuda inmediatamente a un centro médico solicitando atención médica.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Tiempo de protrombina (TP) y ratio internacional normalizado (INR).
Tiempo de tromboplastina parcial (TTP, aPPT)
Colesterol
Clopidogrel (genotipado CYP2C19)
Estados fisiológicos y enfermedades:
Infarto agudo de miocardio y síndrome coronario agudo
Noticias:
Saltarse el desayuno puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular
En otras webs:
Medline: Accidente cerebrovascular
Familydoctor: Accidente cerebrovascular
MayoClinic: Accidente cerebrovascular
Sociedad Española de Neurología (SEN)
National Heart, Lung, and Blood Institute (NIH): ¿Qué es un accidente cerebrovascular?